Andalucía en el centro

Andalucía es la próxima cita electoral y eso hace que vuelvan a pervertirse nuestras elecciones autonómicas. Si nos quejábamos de que la convocatoria conjunta con la generales devaluaba el debate andaluz, ahora, en solitario, volverá a ocurrir lo mismo.

El PP y el PSOE tienen su vista puesta en nuestro país (*) hasta el punto que harán sus próximos congresos aquí, pero no nos engañemos -que no nos engañen, quiero decir- no es que la situación de paro en Andalucía, el nivel de corrupción... hayan arrastrado su atención para ofrecernos recetas de solución. No, se trata sencillamente de que para los populares sería la culminación de su apabullante avance electoral, lograr el gobierno de una comunidad que no ha conocido más políticas que las del PSOE, y para Javier Arenas el broche a sus aspiración personal reiteradamente frustrada.

Mientras tanto para los socialistas mantenerse en el gobierno andaluz sería como salvar la honrilla, para muchos la única posibilidad de poder comer durante los cuatros años que vienen y que no serán precisamente suaves, y para José Antonio Griñán personalmente, la única forma de hacerse con el control de todo el aparato federal y calmar las revueltas aguas de las agrupaciones provinciales.

El PSOE de Manuel Chaves no dudó en sacrificar nuestra autonomía para tener elecciones en fecha distinta a las generales, con tal de apañar su cortijillo cuando IU y el PP le hicieron la pinza mientras el PA jugaba al despiste. Y ahora Griñán no ha dudado tampoco en retrasar al máximo la convocatoria autonómica con tal de alejarse lo más posible del zapaterismo primero, al que "daremos" por castigado, y luego por que así, "asustados" por los recortes del PP desde Moncloa, "volveremos" a confiar en el PSOE.

Lejos de ser estas unas elecciones andaluzas en las que se hablarán de los problemas de Andalucía, nos vamos a encontrar con que volveremos a ser el campo de batalla de quienes contrapondrán las políticas del PP de Rajoy con las del PSOE de Griñán.

Las mentiras las hemos observado recientemente, cuando desde el PSOE-A repartían propaganda pintando un negro futuro para la educación o la sanidad en Andalucía si ganaba Rajoy, cuando ellos sabían -o debían saber- que tenemos competencias plenas en estas materias, y que mande quien mande desde Madrid, en eso se hará lo que se diga desde Sevilla... como dijera lo que dijera Zapatero o Gabilondo, en la Comunidad de Madrid se hace en esas materias lo que dice su presidenta.

Andalucía no necesita un cambio, lo que necesitamos es una revolución. Lo nuestro no se cura con un bálsamo, necesitamos cirugía mayor.

En la próximas elecciones no se trata de votar derechas o izquierdas, se trata de elegir entre quienes nos respetan y quienes no, entre quienes antepondrán los legítimos intereses de Andalucía a cualquier otro interés y quienes no.

Oir al portavoz del Partido Popular Esteban González Pons referirse a Andalucía reiteradamente como "nacionalidad" (en algún caso pidiendo excusas por el lapsus de calificarnos como "comunidad") en vez de como "región" o "autonomía" en Veo 7 o Intereconomía, y al alcalde de Sevilla del PP Juan Ignacio Zoido reivindicar el 4D como "Día Nacional de Andalucía", son muestras de que algo está cambiando, y que el "andalucismo" de Javier Arenas no sólo sube un grado si no que sube a Despeñaperros.

Aunque visto de otro modo, aún recuerdo al presidente Pascual Maragall afanado por contar con el apoyo de los socialistas andaluces a su reforma estatutaria reconocer en unas declaraciones que Andalucía también podía ser considerada una nación como Cataluña (como si para serlo o no, necesitáramos el permiso de los catalanes). Nos usó para sus propios fines, hasta el punto de que la reforma de nuestro Estatuto correspondió exclusivamente a un lavado de imagen del suyo.

Nos miran, nos cortejan... pues pidamos la dote!!!!!!

(*) País según el DRAE significa: nación, región, provincia o territorio.