Que cuando no se sabe si Zapatero va a ser o no candidato a la presidencia por tercera vez, y cuando no se sabe si la pugna por la sucesión está Carme Chacón y Blanco, o si hay que contar con Bono, o ya está hablado con Rubalcaba, llegue el secretario general del PSOE de Almería, Diego Asensio, y se retrate colocando todos los huevos en la cesta del cántabro, es algo que hay que entender en clave interna. En clave interna y con mala leche.
Fundamentado en que el enemigo de mi enemigo es mi amigo, Asensio ha visto la oportunidad de hacerle un desaire a Pepegriñán dos días antes de que viviera a Almería. Así no es de extrañar que al presidente andaluz se le notara fuera de lugar -que no fuera de sí- incluso ante el micrófono, con una voz apagada, con un discurso lento, sin hilo... unido a unos gestos flojos en relación al "hecho histórico" que suponía inaugurar unas farolas y unos bancos en el PITA.
No estaba rodeado de amigos precisamente, y la cara de Martín Soler lo decía todo, especialmente fastidiado por considerar que ese era "su proyecto", y que era "él" el llamado a cubrir todas y cada una de las inauguraciones (¿cuantas van ya?), no ya como delegado de la Junta de Andalucía, o como consejero... él ya soñaba en inaugurar a título de presidente. Pero no, ahí estaba Pepegriñán, el que le dejó fuera de juego, recibiendo los aplausos.
Qué distinto un día antes con el vicepresidente Rubalcaba, con una sonrisa de esas que hacía mucho que no aparecían en el rostro de Soler. O quizá si tuvo tiempo de probarla al ver la portada con Diego apoyando a Rubalcaba de modo explícito.
Hace un mes fue Rubalcaba quien vino desde Madrid -que jartura de Madrí- a tirarle de las orejas a Griñán y los suyos. Las encuestas no sólo no van bien para el PSOE andaluz, van fatal, y mientras Javier Arenas recorre Andalucía sin parar y visita desde el pueblo más pequeño a la ciudad más grande, Griñán está atrincherado en su despacho.
Desde Madrid achucha Chaves, y desde Andalucía achuchan los secretario generales provinciales, y Griñán está preso de sus circunstancias. El apoyo de Asensio a Rubalcaba -que podrá tornarse en el apoyo a quien haya que apoyar pero que garantice la permanencia salarial- no ha sido otra cosa que un dejarle claro a Pepegriñán que ellos están con quien le ha venido a reñir.
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