Paco Góngora es el candidato del PP a la Alcaldía de El Ejido. Aún le queda un trecho largo, sinuoso, tortuoso, hasta convertirse en alcalde.
Pero no parece que esté dispuesto a achantarse. Si hay que reconocerle algo a Góngora es la coherencia que viene manteniendo en su corta pero intensa vida política, y eso en estos tiempos convulsos es de agradecer por el ciudadano.
Góngora llegó casi como un delfín de su alcalde, Juan Enciso, que lo nombró portavoz en uno de los ayuntamientos más importantes de Almería, y lo puso al frente de Urbanismo en un municipio en plena expansión. En aquellos momentos tenía una imagen muy alejada de la actual, con la corbata y la chaqueta por uniforme, distante incluso con los medios de comunicación con los que estaba obligado a entenderse.
Góngora podía haber seguido junto a Enciso cuando las cosas se crisparon en el PP, y podía haber seguido cobrando un magnífico sueldo del Ayuntamiento, pero no. Los concejales que decidieron quedarse en el PP ofrecieron a Enciso un pacto hasta el final con el fin de que no tuviera que caer en manos del PSOE para sacar los temas municipales adelante, pero éste no acepto. La Diputación era un poder superior que estaba en juego.
Aguantó Góngora y otros tantos con él, ser tachados de traidores, de estar vendidos poco menos que al "oro de Amat", de que había estupendos trabajos, magníficos vehículos, y alegrías inmobiliarias, como agradecimiento. Pero las cosas fueron bien distintas, y ni tan siquiera se le designó como candidato a la Alcaldía, puesto que acabó siendo para Juan Cantón.
El tiempo ha ido colocando en su sitio a Góngora. Acertó no embarcándose en la aventura del PAL, y no sólo por la parte presuntamente corrupta que desvela la Operación Poniente, y de la que Enciso según la fiscalía "no es ajeno"; si no por la parte política, esa que nos ha dado a conocer de modo material las escuchas telefónicas, pero que todos intuíamos entre el PAL y el PSOE.
En mayo los ejidenses van a tener la oportunidad de decidir quién quieren que sea su próximo alcalde... o quizá no. Los ejidenses votarán, cada uno a aquella persona que le gustaría que liderara el Ayuntamiento los próximos cuatro años, y eso acabará con una ensalada de siglas en el salón de plenos, unas siglas que tendrían que decidir el nombre del alcalde.
Allí estarán sentados Guadalupe Fernández y Paco Góngora seguro, Juan Enciso también (... en fin... a día de hoy sigue siendo candidato), y quizá podamos encontrar alguien de IU o incluso algún partido más...
El ejidense tiene que valorar quién de estas personas le merece más confianza. Tampoco es tan difícil ¿no?
1 comentario:
Mientras que el señor Paco Góngora se presenta ante los medios de comunicación y los ciudadanos como un candidato atractivo y de conducta intachable, su retrato, que en este caso es el mismo municipio de El Ejido, se degrada y muestra las consecuencias de su gestión y la de sus correligionarios del PP, esos que ahora abominan de Enciso, pero que antes iban de su mano y estaban a sus órdenes, plegados a su voluntad y a la de Alemán.
Paco, observo en tu última entrevista, concedida a un medio local, que te defines como ‘experto en urbanismo’. Quizás tu soberbia no te deje ver más allá de tu propia nariz. Sin embargo, yo, que jamás me atrevería a definirme como experto en casi nada y mucho menos en urbanismo, aún cuando tengo algo de formación en la materia, te diré que lo que tú y tus compadres entienden por urbanismo en realidad se llama especulación.
No es urbanismo sacar adelante un Plan General que contempla como parte de los sistemas de espacios verdes, (esos que están para el disfrute de los ciudadanos) las rotondas, medianas y descuadres.
Pensar que por el mero hecho de pintarlas de verde ya son zonas verdes es muy osado y dice mucho de lo que te importan los ejidenses, esos a quienes pretendes gobernar.
No es tampoco urbanismo confundir un edificio alto con un edificio singular, y mucho menos, conceder licencias para estos mamotretos sin exigir compensaciones para la ciudad (y no me refiero a compensaciones económicas, que en esas sí que fuisteis expertos). Es la perversión del ideario del movimiento moderno de edificar en altura para liberar espacio. ¿Dónde están las zonas verdes que se supone libera la construcción de edificios singulares? ¿En la Rambla del Águila?
Dudo que ningún urbanista firmase el diseño de la bahía de San Miguel, y mucho menos, que se enorgulleciera de conceder licencias para llenar Almerimar de colmenas residenciales. A cambio de qué, ¿de unos locales cutres para el club de mayores? ¿Cuál es su aportación al urbanismo en estas actuaciones?
El urbanismo es una disciplina que tiene por objeto el diseño de las ciudades para que éstas respondan a las necesidades de sus habitantes, procurando mejorar sus condiciones de vida, actuales y futuras, procurando un crecimiento ordenado y sostenible, y considerando a su vez una serie de parámetros, no sólo legales y numéricos, que parece que son los únicos de los que usted entiende (aunque ni siquiera esos cumplen), sino también sociales, culturales, históricos, económicos (que no el cobrar los aprovechamientos) y un largo etcétera que ustedes han ignorado durante su gestión.
Su mala gestión al frente de la Concejalía de Urbanismo ha hecho ricos a unos pocos y ha empobrecido notablemente a la ciudad de El Ejido, pese a que usted se jacte de haber conseguido solares para equipamientos, no sé donde, y el convenio con la Ejidomar, que de no haber sido por el Plan E del Gobierno Socialista, todavía estaría cayéndose a pedazos.
Tampoco ningún experto en urbanismo se jactaría de haber promovido desde su concejalía un número irrisorio de viviendas protegidas, que por otro lado hubiesen respondido a las necesidades de los jóvenes del municipio.
Al igual que en la novela de Oscar Wilde, donde el protagonista cubría el retrato para no tener que verlo y se afanaba por impedir que nadie lo viese, ustedes ahora se empeñan en engañar a los ciudadanos de El Ejido, vendiendo no sé qué gestión, e intentando hacer creer que son la salvación y que no tienen un pasado junto a Enciso, cuando en realidad son los causantes del desastre. Y pretenden aparecer como personajes impolutos y ocultar las miserias de su gestión.
Como no quiero desvelar el final de la novela por si alguien quiere leerla (lo recomiendo), terminaré diciendo que serán los ciudadanos de El Ejido los que le pasen la factura de su gestión como concejal de Enciso. Yo, por mi parte, me ocuparé de que la conozcan al detalle.
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