Pulso sin músculo

Lo que está pasando en El Ejido en el ámbito social y político desde que se desató la Operación Poniente es, como tantas cosas de esta ciudad, digno de estudio.
Sin entrar en calificaciones ni descalificaciones, es cuando menos "llamativo" que un alcalde que ha logrado acumular tras de si tres o cuatro mayorías absolutas, incluso tras la ruptura con el Partido Popular y la creación de una formación independiente, el Partido de Almería, que además con ella lograra convertirse en tercera fuerza política de la provincia -con perdón de IU pero es así- y con dos diputados provinciales, pues tras su detención no hubiera ni un amago de apoyo popular (con perdón otra vez) en las calles.
Es sorprendente que tres meses después, con Juan Enciso encerrado en El Acebuche, no haya habido una salida masiva de ejidenses a la calle reivindicando la inocencia de su alcalde.
Del mismo modo habría que entender lo contrario, y es que sólo unas doscientas personas -en contabilidad optimista- se hayan dejado ver reclamando transparencia en la gestión municipal y la dimisión del alcalde. Por ser pocos, son menos que los militantes que tiene IU, menos que los que tiene PP o PSOE que también piden la dimisión, menos que los trabajadores de Elsur y sus subcontratas que están sin cobrar (con sus familias)... y muchos menos que todos ellos juntos.
A la decisión de la juez Peña de mantener en la cárcel a Enciso tras ampliar voluntariamente su declaración antes de Navidad, le han sucedido el comunicado de la familia de Enciso y su esposa (uno encerrado y la otra en la calle, pero ambos imputados en la misma Operación Poniente), con las del propio alcalde por teléfono a Ejido TV, con las entrevistas de su abogado, con la postura exteriorizada una vez más de los dirigentes del PAL, es obvio entender que han decidido pasar a la acción.
Esta ofensiva sólo demuestra una cosa, y es que precisamente en el ámbito ejidense -el que por naturaleza se conoce perfectamente desde el PAL- se sabe que aquellos que defienden la inocencia del alcalde están perdiendo la batalla de la opinión pública (la publicada la perdieron hace tiempo) y hay que reaccionar.
Es un pulso, o pretende serlo. Un pulso en el que los pasivos le están venciendo a los activos, que los indiferentes le ganan a los significados.

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