La Mesa de las Infraestructuras tiene un grave pecado desde su origen, y es quienes se sientan a ella. Y no quienes se sientan por ser quienes son, si no por representar a quienes representan. Así la hemeroteca demuestra que no hay manera de lograr nada.
Bastaba comparar la versión de los socialistas que acudieron la reunión con la versión de los populares... es como si hubieran estado en lugares distintos y no sentados a la misma mesa. Para Diego Asensio todo está ejecutado o en ejecución, y para Gabriel Amat los gobiernos no invierten lo que prometen, por lo que las cosas o están sin hacer o llevan un retraso inaceptable.
No entiendo por qué le dan tenedor en esa mesa a los partidos políticos, cuyo papel no está ahí, si no en las instituciones, donde desde el Gobierno o desde la oposición tienen que dar respuesta a las demandas de los ciudadanos.
Tampoco he entendido nunca a qué viene que los periodistas tengan cuchara en esa misma mesa. Nuestra función es contar lo que hace el Gobierno, lo que hace la oposición, lo que hace la sociedad civil... y espolearles a todos ellos. No podemos compartir mesa y mucho menos mantel.
Es más, al poco de tomar posesión Diego Martínez Cano fuimos convocados los tras directores de periódicos de papel, el de Canal Sur, alguna radio y no sé si alguna tele local, con el fin de que eligiéramos un representante para estar en la Mesa de las Infraestructuras. No sé votó, entre otras razones porque sólo se presentó el compañero de Ideal, Angel Iturbide, que inmediatamente contó con el apoyo de Novotécnica (raro raro) y los demás ni nos opusimos ni nos presentamos, entre otras cosas porque algunos desconocíamos que ese era el motivo del encuentro.
El caso es que personalmente cuestioné porqué se nos convocaba sólo a nosotros cuando había más medios en la provincia, por cuanto tiempo se elegía al representante y si era revocable... pero no hubo respuestas y sí miradas al techo.
Está bien que sea la Cámara de Comercio quien encabece una plataforma de este tipo, pero si está cogida por las subvenciones a ella como institución en general y a sus dirigentes en particular, pues pocos puñetazos encima de la Mesa se pueden dar. Circunloquios envaselinados para decir una realidad que vemos todos pero con la que no se quiere ser excesivamente duro... y para eso qué mejor que reunirse una vez al año, o cada dos o tres...
Una mesa nunca es lo importante; lo importante siempre es quien se sienta a ella y qué se pone encima.
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