Las encuestas, una tras otra repiten la misma melodía de fin de ciclo. Las encuestas dicen que el PSOE no será el partido más votado en Andalucía ni en España, pero ahora lo que tocan son elecciones municipales, allá por mayo.
Los alcaldes y alcaldesas socialistas de Almería tendrán que luchar contra la marea que quiere llevárselos, por buenos que hayan sido en sus respectivos ayuntamientos. Será difícil que más de uno no acabe sucumbiendo ante la fuerza de ese cambio que se vislumbra y que en Andalucía cobra un especial relieve, al ser junto con Extremadura -si la memoria no me falla- las dos únicas comunidades que nunca han conocido más gobierno que el PSOE.
Es precisamente de esos dos elementos, de esas encuestas tan negativas para los socialistas, y del hecho -pocas veces comentado- de que junto con las municipales hay elecciones autonómicas en las regiones españolas (todas excepto Andalucía, País Vasco, Cataluña y Galicia) de donde sale ese afán por amortizar al insustancial presidente Zapatero. Esos presidentes autonómicos del PSOE que aspiran a repetir, y aquellos candidatos que aspiran a ganarle presidencias al PP, quieren que el electorado perciba que hay algo detrás de Zapatero, que el postzapaterismo es un hecho, y que Zapatero está amortizado.
Eso también interesa a los alcaldes almerienses, a aquellos que han hecho la tarea con corrección, pero que tienen en su contra que ya huele a cambio, y nada hay más poderoso que ese contagio masivo de optimismo.
Aunque lo cierto es que en Almería las cosas se van a mover muy poco, ya que la ventaja del PP sobre el PSOE es abismal, prácticamente le dobla en intención de voto, y eso es insalvable y más en estas circunstancias de las que hablamos.
Donde más sorpresas puede haber es en la Diputación, ya que es una institución en la que su presidente actual, Juan Carlos Usero (PSOE), como el anterior, José Añez (primero PP y luego PAL), se han venido sosteniendo con los hilos de una araña.
El PSOE sólo logró un puñado de votos más que el PP en la provincia hace ahora casi cuatro años, un puñado que no llegaba a cuatrocientos, y logró la presidencia gracias al pacto con los dos diputados del PAL, mientras el diputado de IU -innecesario él- se mantenía impávido.
Roto el pacto con el PAL de modo oficial, éste ha seguido y gracias a él han sacado adelante lo que les ha dado la gana, desde presupuestos hasta todo tipo de iniciativas y mociones.
Los diputados del PAL provenían del Poniente, donde lograron la mitad de los votos de todos los de Almería, pero ahora este partido se ha roto en Dalías -de su ayuntamiento era uno de los diputados- donde el PP desapareció en las pasadas municipales, y en El Ejido la cosa está como está... rara...
A priori el PAL no tendrá suficientes votos en el Partido Judicial de Berja (el Poniente, para entendernos) como para lograr dos diputados y tal vez ni uno) y que los socialistas del Levante tampoco viven sus mejores momentos.
Todo eso apunta a que en número de votos el PP, ahora sí, se ponga por delante claramente del PSOE, pero aún está por ver que pasará con IU y, por qué no decirlo, con el Partido Andalucista, que tiene claros apoyos en muchos municipios levantinos y que quizá podría abrirse un hueco en la capital como ya lo tuvo antaño.
Si las elecciones municipales marcaran ese rumbo en Almería, incluso posibilitando una mayor amplitud en el abanico de fuerzas políticas en la Diputación, si a nivel andaluz las cosas también siguieran ese camino, y en España también, es verdad que la crisis no se arreglaría.
Ver que los ciudadanos, individual y colectivamente, somos capaces de cambiar el destino al que creemos estar abocados, genera una confianza que sin lugar a dudas sería positiva para hacer de 2011 un punto desde el que comenzar a subir peldaños para salir del sótano.
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