Tras conocer que quien fuera alcalde de
Zurgena, el andalucista Cándido Trabalón, ha sido declarado
inocente de los delitos de prevaricación y contra la ordenación del
territorio, de los que estaba acusado junto a sus ediles y los de la
oposición, PSOE y PP, está claro que el problema es lo que el
alcalde de la capital, Luis Rogelio Rodríguez, ha denominado
"diarrea legislativa" de la Junta de Andalucía.
Es decir, la administración autonómica
cambian tanto sus propias normas y pretenden influir tanto en las de
los demás, que al final genera un embrollo que no entienden ni
ellos. Por ejemplo, mientras tiran una -sólo una- de las viviendas
ilegales de Vera (alcalde andalucista en aquel mmento) y llevan al
juzgado al alcalde de Sorbas, como llevaron al de Zurgena (por
cierto, uno del PP y otro del PA) por permitir la construcción de
unas cuantas casas que ellos consideraban “ilegales” se
aprestaban a legislar para legalizar todas las “ilegales” que se
cuentan a miles en la provincia (siendo la inmensa mayoría de ellas
en municipios gobernados por el PSOE, lo cual seguramente es sólo
una casualidad).
De una lectura atenta de la sentencia,
si algo queda claro es que todo es confuso. Resulta que el suelo
sobre el que se autorizaron las viviendas de Zurgena es cierto que no
estaba declarado urbanizable, pero tampoco que fuera rústico, es
más, el propio Luis Caparrós reconoció que siendo delegado de
Ordenación del Territorio la Junta había promovido construcciones
en situaciones iguales (ejemplo La Alfoquía). Y eso sucede por lo ya
comentado, continuos cambios normativos que generan demasiadas
lagunas a la interpretación técnica... vamos a dejarlo ahí, en
técnica.
La diarrea legislativa de la Junta ha
hecho modificar varias veces el Plan General de Ordenación Urbana
(PGOU) de la capital, no ya por haber en él aspectos que no
convencieran al Gobierno andaluz, si no por la obligación de
adaptarlo a nuevas normas, la última hace una semana, con el fin de
socavar la aprobada quince días antes por el Gobierno central. Y
añadamos a eso la sopa de letras que son el POTA, el POTPA, POTLA...
y vaya usted a saber qué más.
Otra cosa a analizar es la
responsabilidad de los políticos. Si no hay cohecho, es decir, si el
alcalde en cuestión no se ha lucrado directa ni indirectamente de
dar una licencia que cuenta con el visto bueno de los técnicos
municipales, es incomprensible que puede hablarse de prevaricación.
Dicho de otro modo, si el alcalde y
concejales de Zurgena o de Sorbas reciben una petición de un
promotor para construir, si los funcionarios de sus ayuntamientos
dicen que es legal... si los alcaldes no la otorgan comenterían una
prevaricación. ¿Pero qué ocurre si se prueba que los técnicos
municipales informaron erróneamente -equivocación voluntaria o
involuntaria, esa sería otra cuestión accesoria- y lo que ellos
vieron legal resulta ser ilegal? ¿debe pagar penalmente el alcalde
ese error? Insisto, no olvidemos que el alcalde está sujeto al
informe del técnico.
Respecto a las responsabilidades
políticas sería bueno llamar la atención al secretario general del
PSOE de Almería, José Luis Sánchez Teruel, quien tras conocerse la
sentencia condenatoria contra el alcalde de Somontín anunció
problemas judiciales en más municipios del Partido Popular. Ramón
Rueda dimitió de diputado provincial y se ha quedado como alcalde de
su pueblo, y para hacerlo ha dejado el PP. Obviamente es difícil
saber qué decidirá en última instancia la Justicia, pero vista la
absolución de Trabalón, la absolución en el Contencioso de José
Fernández (Sorbas), el archivo del caso contra Eugenio Gonzálvez
(senador y alcalde de Gádor)... pues habría que preguntarse si
realmente es justo pedir la dimisión de un político cuando está
imputado, indepedientemente de quién denuncie y de qué se denuncie.
¿No habría sido una forma torticera de darle la vuelta a la
voluntad democrática de esos pueblos?
Miedo me da a que si alguien de la
Junta de Andalucía lee este artículo se le ocurra poner en marcha
una ley sobre el asunto, la cual será oportunamente modificada según
quién, cuando y cómo.
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