La conozco desde hace muchos años y siempre he admirado su determinación, su capacidad de trabajo, su valentía política y la defensa a ultranza que hace de sus principios, incluso cuando ante ella se erguía como un oso bravucón el entonces alcalde Juan Enciso. Rosalía, más menuda, se ponía nerviosa ante las arremetidas verborreicas de "el Chato" y el parpadeo incontrolado de uno de sus ojos lo dejaba en evidencia.
Rosalía Martín ha ido viendo como IU iba perdiendo apoyo electoral en El Ejido hasta extremos insondables, pero lejos de ser eso un argumento para pedirle responsabilidades a ella como "lideresa", el barco sin rumbo que era esta formación a nivel provincial sólo encontró en ella alguien capaz de no tener horas para sostener el timón. Mal que bien lo agarró con fuerza hasta que han comenzado a soplar vientos de babor, y han ido recogiendo votos de los que se les caían a los socialistas e inflando el spinnaker.
Rosalía le echa pasión a todo lo que hace, y no hay más que verla hablar (más verla que oírla). Su problema ahora es otro, y es que sigue luchando por lo de siempre, por aquellas cosas en las que cree, poniéndose al lado de quien considera maltratado, y se le olvida que está donde está.
Antes, cuando era la "derecha" el enemigo la cosa estaba clara, pero ahora... ahora... Rosalía quiere estar en plato y las tajás, en misa y repicando...
La parlamentaria andaluza de IUCA por la provincia de Almería, arremete contra la consejera de Salud por los despidos en el Hospital de Torrecárdenas, y María Jesús Montero se ve obligada a recordarle que forma parte de una organización que es corresponsable de las decisiones del Gobierno andaluz.
Pero no pasa nada, ella se suma a los trabajadores del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) que protestan por los despidos de ese gobierno cuyo vicepresidente, Diego Valderas, apoya ella misma como coordinador andaluz de IUCA; y se suma también a la protesta de los empleados de los centros de tiempo libre que dependen de la Junta de Andalucía, y a la protesta de los de paradores... da igual, ella siempre está allí, en primera fila de la lucha, en la barricada.
A Rosalía se le olvida las viviendas vacías de EPSA mientras se sienta con STOP-Desahucios, y que el hotel del Algarrobico contó con el apoyo explícito de sus compañeros de gobierno... se le olvida, y se le olvida lo que decía sobre los ERE fraudulentos.
La ejidense es el reflejo más claro del cacaco que vive Izquierda Unida, que se debate entre quienes están dispuestos a sostener un gobierno socialista rechazado por la mayoría de los andaluces (hay más andaluces que no han votado PSOE que andaluces que no han votado PSOE) y entre quienes creen que debía haberse mantenido al margen, dejar que gobernara el partido más votado... y ver qué pasa.
Rosalía ha llegado al Parlamento siendo una trabajadora autónoma del sector inmobiliario (algo bastante inusual en su organización política) con deudas con la Seguridad Social, y está peleando en Sevilla y Almería como si estuviera en la oposición. Con energía, con fuerza, comprometiéndose más allá de lo que objetivamente puede.
1 comentario:
Es que ahora Rosalia tiene sillon, y por una parte quiere quedar bien con unos y no perder el sillon que le han dado los otros
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