Entre el copago y la factura informativa

Es recurrente la frase pronunciada por Magdalena Álvarez -más conocida como Lady Aviaco por viajar ella y sus familiares y amigos "gratis total" en esa línea aérea, pero también referida como "Mandalena" por lo mucho que mandaba cuando era consejera en Andalucía- que el dinero público no es de nadie; por esto último se agradece que dejara su cargo de eurodiputada (a donde fue teletransportada tras pasar por el Gobierno de España y dejar para los anales el deseo en voz alta de querer ver a la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, literalmente colgada de la catenaria de una vía de tren) para acabar sentada como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones.
Será que como ella cobra desde entonces 20.000 euros al mes de este banco público... sí, 20.000 euros al mes de este banco público, no hay error... pues cosas como el copago o la factura informativa le pilla muy lejos... o quién sabe si como es tan socialista, tan obrera y tan española (andaluza lo es poco, por mucho que prefiera estar partía a estar doblá) aprovecha lo que ofrece nuestro sistema público sanitario.
Tal vez por eso, porque el dinero público no es nadie, y porque la sanidad como la educación públicas son gratis, hemos acabado en esta situación. Pero lo peor es que como esa mentalidad se mantiene gracias entre otras razones al interés partidista en que sea así, en que los ciudadanos más que corresponsables de la gestión de lo público, nos sintamos beneficiarios de la magnanimidad del gobernante de turno y se lo paguemos en votos (lo de que dios te lo pague ya no se lleva).
El Hospital de Poniente ha comenzado a emitir las llamadas facturas informativas, y la primera ha sido de una operación de cataratas. En el documento se deja claro que el ciudadano no tiene que pagar el servicio, pero que el precio que tiene es de 1.217 euros.
Estas facturas informativas son una magnífica idea que debería extenderse a todos los servicios que recibidos los ciudadanos, porque es bueno que sepamos lo que cuesta, lo que se hace con nuestros impuestos. Nos quejamos del despilfarro de los políticos, pero es importante que conozcamos que el Hospital de Poniente se gasta en el famoso DIU más de 95.000 euros, o que en citologías se van 160.000 euros, o que en prótesis de traumatología se gasta más de un millón cien mil euros... Es bueno que la mujer se pone un DIU o el hombre que se somete a una vasectomía sepa el precio, como aquel que pasa una semana en el hospital. Tal vez así valoremos lo que recibimos.
Lo que recibimos y lo que pagamos, porque luego está ese insultante concepto del copago. ¿Copago? Pero si todo lo pagamos nosotros, los de siempre, los contribuyentes!!! Qué broma es esa del copago!!!!
Hay vacunas que tenemos que pagar los padres aunque se las inyecten en el consultorio público, los padres tenemos que pagar los libros de los hijos mientras la administración les regala portátiles, los padres tenemos que pagar todo o parte de la educación infantil y de las aulas matinales, y de los comedores escolares, tenemos que pagar las matrículas en Educación... y eso por no hablar del mal llamado transporte público (en realidad colectivo) que cobra de los ayuntamientos cuyo dinero viene de nuestros impuestos pero en el que tenemos que pagar al utilizarlo... ¿no hay copago en la adquisición de medicamentos o cualquier cosa que recete un médico?
El perfil social-ista del copago es que aquel que usa los servicios públicos debe contribuir más a su financiación, además de que será más responsable en su utilización. Pues bien, la responsabilidad queda resuelta con algo tan económico como la factura informativa, y el aspecto social se resuelve aplicando el liberalismo puro y duro: que cada cual se pague lo que use... y a cambio que se eliminen los impuestos.
El copago no sólo es antisocial, es que además, como concepto, es una tomadura de pelo por ser algo que ya existe... otra cosa distinta es que nos la quieran meter doblada porque no se atrevan a subir los impuestos descaradamente.

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