Hemos tenido un inicio de 2013 escalofriante en lo que ha corrupción se refiere. En menos de un mes hemos visto como Uniò reconocía haberse financiado ilegalmente con dinero de la Unión Europea destinado al desempleo (con razón a Durán le molestaba tanto el PER -en realidad PFEA- y es que ahora vemos el motivo), hemos visto que el tesorero del PP lograba acumular 22 millones de euros y tenerlos en un paraíso fiscal, hemos visto el perfil bajo en la negación por parte de la cúpula del PP de haber recibido sobresueldos en dinero negro, hemos visto que una fundación del PSOE financiada con dinero público se lo gastaba en contratos con los familiares de sus altos cargos y que otra pagaba hasta 3.000 euros por artículo a una inexistente analista que a la postre resultó ser la esposa del responsable de la misma... una "creadora" que según algunas fuentes llegó a sumar un cuarto de millón de euros en alrededor de un año en dinero público... ¡si es que se roban entre ellos!
A eso sumemos el caso de los ERE fraudulentos, Invercaria, y tantos y tantos que conocemos en Andalucía, como los 600.000 euros que el ex consejero Manuel Recio se negó a justificar ante la Cámara de Cuentas tras dárselos a UGT... en fin, un no parar.
Lo peor es que da la impresión de que la corrupción es sólo uno más de los argumentos con los que unos partidos azotan a otros, incapaces de ver que la viga que tapa sus ojos es al menos tan grande como la viga que ven los ojos ajenos.
Extender la sombra de la sospecha sin aportar ni una sola prueba, ni un sólo indicio, como hace el secretario general del PSOE, José Luis Sánchez Teruel, lleva a respuestas como la que le daba en Noticias de Almería el presidente del PP Gabriel Amat.
Es evidente que las supuestas medidas contra la corrupción no han dado resultado, ni las que puso Felipe González cuando se conocieron los cafelitos de Juan Guerra, ni lo de Filesa, ni lo de Flix, ni lo del BOE... ni dieron resultado las de José María Aznar (no se conocieron escándalo de Gobierno, pero sí de partido como el caso Naseiro, otro tesorero rana), ni ha servido para nada el "código de buen gobierno" de José Luis Rodríguez Zapatero (a ver cómo acaba Pepe Blanco)... y esto por hablar sólo a nivel estatal y político, pero si nos metemos en la judicatura sería otro asunto inabarcable.
Es cierto que la inmensa mayoría de los políticos son honrados, pero desde que se ha convertido en la profesión mejor pagada para los inútiles, pues se convierte en muy difícil separar el grano de la paja; y es que cuando alguien con cincuenta años y que no sólo ha vivido de la política en los últimos ventitantos años es capaz de acumular un millón y medio de euros pues obviamente es que se paga bien en esto.
Ese es el origen del problema. En la política se paga muy bien, y por eso, entre el grupito que llega con auténtica vocación de servicio a la colectividad, se infiltran una masa amorfa e insustancial cuyo único mérito es la habilidad para bajarse los pantalones más rápido que los demás.
Insisto en que no es un problema únicamente de partidos políticos, lo que pasa es que la partitocracia ha invadido todos los órdenes de nuestra estructura social, carcomiéndola hasta las entrañas, y extendiendo por eso su mal a ámbitos tales como las universidades, las empresas grandes y pequeñas, la prensa, los sindicatos... es difícil quedar fuera del influjo de los partidos porque te los encuentras en cualquier lugar, no sólo en las instituciones.
Vemos que al final la corrupción es sólo eso, un cosa más que estamparse en la cabeza unos y otros, a sabiendas de que nada va a cambiar. La cuestión es cómo regeneramos esto pero de verdad.
Lo peor es que da la impresión de que la corrupción es sólo uno más de los argumentos con los que unos partidos azotan a otros, incapaces de ver que la viga que tapa sus ojos es al menos tan grande como la viga que ven los ojos ajenos.
Extender la sombra de la sospecha sin aportar ni una sola prueba, ni un sólo indicio, como hace el secretario general del PSOE, José Luis Sánchez Teruel, lleva a respuestas como la que le daba en Noticias de Almería el presidente del PP Gabriel Amat.
Es evidente que las supuestas medidas contra la corrupción no han dado resultado, ni las que puso Felipe González cuando se conocieron los cafelitos de Juan Guerra, ni lo de Filesa, ni lo de Flix, ni lo del BOE... ni dieron resultado las de José María Aznar (no se conocieron escándalo de Gobierno, pero sí de partido como el caso Naseiro, otro tesorero rana), ni ha servido para nada el "código de buen gobierno" de José Luis Rodríguez Zapatero (a ver cómo acaba Pepe Blanco)... y esto por hablar sólo a nivel estatal y político, pero si nos metemos en la judicatura sería otro asunto inabarcable.
Es cierto que la inmensa mayoría de los políticos son honrados, pero desde que se ha convertido en la profesión mejor pagada para los inútiles, pues se convierte en muy difícil separar el grano de la paja; y es que cuando alguien con cincuenta años y que no sólo ha vivido de la política en los últimos ventitantos años es capaz de acumular un millón y medio de euros pues obviamente es que se paga bien en esto.
Ese es el origen del problema. En la política se paga muy bien, y por eso, entre el grupito que llega con auténtica vocación de servicio a la colectividad, se infiltran una masa amorfa e insustancial cuyo único mérito es la habilidad para bajarse los pantalones más rápido que los demás.
Insisto en que no es un problema únicamente de partidos políticos, lo que pasa es que la partitocracia ha invadido todos los órdenes de nuestra estructura social, carcomiéndola hasta las entrañas, y extendiendo por eso su mal a ámbitos tales como las universidades, las empresas grandes y pequeñas, la prensa, los sindicatos... es difícil quedar fuera del influjo de los partidos porque te los encuentras en cualquier lugar, no sólo en las instituciones.
Vemos que al final la corrupción es sólo eso, un cosa más que estamparse en la cabeza unos y otros, a sabiendas de que nada va a cambiar. La cuestión es cómo regeneramos esto pero de verdad.
1 comentario:
por favor, nombre a alguien que en la actualidad se dedique a la politica con vocacion de servicio.
Ninguno, el que tiene vocacion de servicio se hace voluntario, participa en asociaciones, ong,.. pero no se mete en politica.
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