Elegimos para ilustrar la noticia de lo sucedido en el Día del Municipio de El Ejido, esa en la que se ve al alcalde, Juan Enciso, diciéndole al jefe de la Policía Local, que no actuara contra el grupo de gritones que irrumpieron en el acto oficial para pedir su dimisión. Nos pareció la que mejor sugiere qué está ocurriendo en este municipio donde por orden superior, agentes de la Policía Local -de la que es jefe directo el propio alcalde- requisan la megafonía de un vehículo cuando llamaba a la concentración contra él. Parece ser que contrevenían ordenanzas municipales, pero la pregunta que todo el mundo se hace es si, en caso de ser el tapicero también habría hecho lo mismo el Ayuntamiento... pues va a ser que no.
La concentración, por mucho que digan sus organizadores, no fue un éxito de asistencia. Aclaro, en cuanto a asistencia no fue un éxito, pero eso no le quita un ápice de valor a los ejidenses que acudieron al acto, que fueron más bien pocos.
En las últimas elecciones municipales, el PAL de Enciso logró más de 12.000 votos, y toda la oposición (incluyendo a IU y al PSEjido) superaron los 10.000. Hemos de suponer que esos 10.000 a día de hoy quieren, más que nunca, la dimisión de Enciso, pero sólo acuden a la concentración 500 (según los organizadores), y si de ellos quitamos a los que no son del municipio, a los que forman parte de ejecutivas de partido o son cargos públicos, o a los cuatro que directamente encabezan las variopintas plataformas de lo que ellos llaman "la resistencia", pues ciudadanos ejidenses sin vinculación a nada de eso, ciudadanos ejidenses que esa mañana dijeron "venga, vamos a la Plaza Mayor a decirle al "Chato" que se vaya"... muy poquitos.
Pero frente a eso tenemos otro hecho significativo, y es que quien logró esos 12.000 votos tampoco ha sido capaz de concitar un acto de desagravio, ni mientras estaba en prisión, ni cuando salió. Los 12.000 ejidenses que confiaron en Enciso no se echaron a la calle a aclamarle cuando regreso tras ocho meses en prisión preventiva, ni el rosario de inauguraciones que ha protagonizado este verano ha sido suficiente para que se exteriorizara el apoyo del pueblo de El Ejido a su alcalde.
Más significativo si cabe es que el PAL, que sigue creyendo en su inocencia, y que sigue apuntándole como candidato a la Alcaldía en 2011, no ha hecho ni un sólo acto de apoyo público a su presidente, y todo se ha limitado a algún comunicado de prensa o alguna declaración pedida en ese sentido.
En resumen podría decirse que el pueblo de El Ejido vive de espaldas al hecho de tener un alcalde imputado por cinco presuntos delitos muy graves, de espaldas a los ocho meses de prisión preventiva que ha sufrido, de espaldas a haber tenido un interventor repugnante, de espaldas... a demasiadas cosas.
Por eso es una pena que los gritones no dejaran que Enciso pudiera leer todo su discurso en el Día del Municipio. En él aparecen una serie de claves que apuntan hacia la dirección en que se está moviendo.
Llama la atención que no dice directamente que se vaya a presentar como candidato a la Alcaldía, pero lo deja entrever. Niega que piense dimitir.
En el plano meramente judicial comenta sólo que se pondrá a cada uno en su sitio... lo cual no es aclarar mucho. Eso sí, espera al levantamiento del secreto del sumario -que llama velo de los infundios- para hablar... pues a esperar un mes más por lo menos.
Lo más llamativo es el anuncio que hace por dos veces, de cambios en el Ayuntamiento. Si él no dimite tampoco tiene fuerza moral para que dimitan concejales imputados -como Ignacio Berenguel- por lo que como mucho podría estar refiriéndose a...
Si con este discurso inconcluso Enciso se retrata, quien también ha quedado retratado es el PSOE de El Ejido, que no estuvo en la calle manifestándose contra el alcalde a pesar de lo mucho que larga su candidata sobre el cortijo y no sé cosas más.
PP, IU y UPyD fueron más coherentes, estuvieron en la calle denunciado lo que les parece inaceptable, y luego, aquellos que lo vieron conveniente, pasaron al acto oficial, que es por El Ejido, no por su alcalde.
Los gritones estuvieron fuera de lugar, como los que se bajaron los pantalones en un pleno, como el que pidió ir a las armas... comprensible desde el punto de vista sentimental, pero política y socialmente rechazable.
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