La dignidad de los andaluces exige la creación en Andalucía de un pueblo consciente y capacitado; exige el concluir de una vez, sea como sea, con los caciques y sus protectores los oligarcas; hay que evitar continúe siendo Andalucía el país del hambre y de la incultura, LA TIERRA MÁS ALEGRE DE LOS HOMBRES MÁS TRISTES DEL MUNDO. Ronda 1917, Manifiesto de convocatoria a la asamblea andaluza
Es triste tener que darle vueltas a lo mismo cada año. Los elementos no cambian, y por eso, una y otra vez, de modo cansino, tenemos que explicar que no, que el 28 de Febrero no tiene "el espíritu festivo" del que habla en su declaración institucional el Gobierno de la Junta de Andalucía, que para los andaluces el recuerdo de aquel día es triste, muy triste.
Los andaluces lamentamos que después de treinta y tantos años de autonomía nuestros grandes problemas sigan siendo los mismos, y que en definitiva, esa conquista haya quedado en algo peor que nada.
El PSOE -al que le colgaron una A por si colaba... y vaya si coló- se ha mimetizado con la Junta de Andalucía, hasta el punto de que su mala, pésima, dolorosamente negativa gestión, ha provocado que algunos andaluces están a día de hoy convencidos de que es mejor reclamar la vuelta al pernicioso centralismo madrileño.
A quienes nos duele Andalucía, nos duelen todos y cada uno de sus pueblos y ciudades, y nos duele que se tenga machacada a Almería, a la que se ha ahogado su empuje, pero también nos duele que los jornaleros de la campiña sevillana sigan al albur de si el marquesito abre las puertas de la finca para que trabajen o no, y nos duelen los engaños a los obreros gaditanos, y nos duele cada olivo que arrancan en Jaén, y nos duele, y nos duele, y nos duele.
El 28 de febrero se convertido en el día de los reconocimientos ilustres, como por ejemplo a la Duquesa de Alba... por su gran aportación al panorama cómico español, a Alfonso Guerra, ese histrión culiparlante que igual insulta a Andalucía que critica el Estatuto de Cataluña pero luego vota a favor, a... en fin, mejor no seguir, pero invitaría a que todos aquellos que han recibido esas medallas con total merecimiento, las devolvieran por estar manchadas de indignidad. Afortunadamente a Carlos Cano nunca se la concedieron y así no se vió en la tesitura de rechazarla.
Es patético leer en esa declaración institucional que "corresponde a la propia sociedad andaluza reconocer su historia reciente como ejemplo de superación para un tiempo donde, la conquista de una identidad propia para Andalucía, deja paso como reto al hallazgo de un modelo económico sólido, capaz de sobreponerse a la zozobra que siembra la crisis en el mercado de trabajo". Con dos cojones, ole.
¡Qué tendrá que ver la crisis económica con la identidad andaluza y la búsqueda de un modelo económico!
Obviamente sólo desde la más burda ignorancia se puede hablar de "la conquista de una identidad propia"... Andalucía tiene identidad propia desde que el Mundo es Mundo, desde Tartessos, desde Los Millares, desde que mandó emperadores a Roma, desde que su cultura la hizo depender del Senado directamente, desde que en la alcazaba que se miraba en el mar lució por primera vez su actual bandera, desde que en 1883 tuvimos nuestra propia Constitución del Estado Federal de Andalucía, desde que Blas Infante sintetizó nuestra historia cultural y política, desde que aquel golpe de Estado nos dejó a un paso de aprobar nuestro estatuto autonómico en la II República como hicieron los catalanes, desde que nos levantamos un 4 de diciembre pidiendo "Libertad, amnistía y estatuto de autonomía"...
No necesitamos conquistar lo que ya tenemos, identidad, y lo triste es que el 28 de Febrero los colegios no lo dediquen a hablar de Andalucía, de su historia, de su cultura, de identidad, y se reduzca a hacer una fiesta -muy verdiblanca ella, eso sí- y a competiciones deportivas... o a dar el "desayuno andaluz" y no expliquen porqué es andaluz.
Sí, parece una tontería, pero es otro de esos detalles que marcan el trasfondo de lo que han supuesto de regresión estos treinta años de Régimen. Les dicen a los niños que por la dieta mediterránea... cereales, aceita y tomate... vaya, que bién. Pero no es así. Eran los jornaleros andaluces quienes se llevaban al campo el pan, y como se ponía duro e indigerible, le restregaban un tomate y un chorreón de oro verde para poder tragarlo. Luego tuvieron que emigrar a Cataluña y se convirtió en el pa amb tòmaquet, es decir, el pantumaca que el Gobierno catalán obliga a incluir en la carta de todos los hoteles como "desayuno nacional".
Pero perderse en todas estas historias identitarias sólo tiene un fin, y es dejar en evidencia el absoluto desconocimiento que tienen nuestras autoridades del pueblo al que dicen representar, que no es otro que quien pone los billetes que ellos cobran. Por cierto, desolador echar un vistazo a la web de la Junta de Andalucía en la que se habla de nuestros símbolos... el desconocimiento de su origen, o la deliberada ausencia de datos es como para pedir responsabilidades políticas.
Insisto, alguien dirá que todo esto no tiene gran importancia, pero creo que sí, porque demuestra el nulo respeto que nos tienen, y sin ese respeto es imposible que avancemos. Si los políticos de Almería sólo aspiran a colocarse en Sevilla o Madrid, y si los de Andalucía sólo aspiran a mantener caliente su cuenta corriente ya les pague la Junta o las Cortes Generales, pues la verdad, siempre seremos los últimos.
Así, perdieron casi cuatro años debatiendo un nuevo Estatuto absolutamente innecesario para los andaluces, pero que venía muy bien para justificar las estrategias políticas en Cataluña y a nivel estatal. Y en ese Estatuto aprobado por PSOE, PP e IU, se deja claro nuevamente -ya lo ponía el anterior- que Andalucía es una "nacionalidad histórica" y que ese texto era fruto de nuestra "realidad nacional"... y eso lo aprobaron ellos, los tres mismos que hablan en su formaciones de "comité regional", "ejecutiva regional", "coordinador regional"... cuando ellos mismos dijeron que no somos una región (según la Constitución, o se es región o se es nacionalidad).
Pues nada, ale, con vuestro pan os comais este 28F, a disfrutarlo, que pagamos nosotros, los de siempre, que paga Andalucía.
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