Entre los millones de mentiras que corren por Facebook está la de que en España hay casi medio millón de políticos. Lo peor no es que alguien lo cuelgue, lo peor es que luego haya quien se lo crea a pie juntillas, y peor aún es que quien se lo cree resulte ser periodista y no se haya parado a comprobarlo.
No, en España, no pasan de 80.000 los políticos que elegimos los ciudadanos, incluyendo ahí desde los concejales del pueblo más pequeño hasta los eurodiputados, pasando por todas las administraciones. Es más, hay que recordar que a determinados niveles como es el municipal, son muchos los concejales que no cobran un solo céntimo, y también hay que destacar que hay otros casos en los que una misma persona ocupa dos o tres puestos y cobra sólo por uno.
Pongamos ejemplos cercanos para entendernos. Entre esos 80.000 (insisto, no llega) podemos encontrar a alguien como Miguel Ángel Castellón, que es parlamentario andaluz, diputado provincial y concejal de un ayuntamiento... tres cargos (3 de esos 80.000) y un solo sueldo, o Luis Rogelio Rodríguez, que es senador, es concejal y es alcalde... tres cargos (3 de esos 80.000) y un solo sueldo. Y podemos contraponer eso con la multitud de concejales que hay en la oposición que son concejales (por tanto dentro de esos 80.000) pero no cobran nada.
Me ocupé de buscar el origen de la cifra, y obviamente está plagada de errores, como por ejemplo que no tiene en cuenta que los 8.112 alcaldes están incluidos dentro de los 65.896 concejales elegidos, como también dentro de esos ediles están los 1.031 diputados provinciales; es decir, que al total final ya hay que quitarle más de 9.000.
Lo que hace ese listado que cifra en 445.568 los "políticos" es incluir algo tan peregrino como los directores de museos públicos, de entidades astronómicas, agencias meteorológicas, mercados centrales... y parecería más bien que ese número próximo al medio millón se referiría a puestos de libre designación, pero es que ni así, ya que entonces faltarían los ministros, consejeros, delegados y subdelegados de los distintos gobiernos, directores generales... En fin, que es una chapuza que todo el mundo se ha creído sin tan siquiera preocuparse de ver de dónde viene y a dónde va.
En cualquier caso, la pregunta es si realmente se necesita tanta gente de libre designación para dirigir este país.
Me refiero a que resulta ilógico que los directores generales tengan que ser personal de confianza, y por tanto designado a dedo, cuando su misión es la ejecutar la política que le viene determinada desde su ministerio. Es verdad que para serlo hay que ser funcionario, y por tanto no hablamos directamente de engordar la administración, pero sí de que no es razonable que esos puestos tenga esa categoría, como que haya que ser también elegido a dedo para "dirigir" el BOE o el BOJA, o las mil agencias que hay de una y otra administración, o los museos, o los patronatos deportivos o turísticos (recordemos el caso de Almería, donde por primera vez el Gobierno de la Diputación decidió que para el puesto de gerente que es de libre designación, iban a prescindir de un político, y abrieron la opción a la presentación de currículos a profesionales...). El problema es que, si bien podría entenderse que determinados puestos tengan a alguien de confianza para dirigirlos, lo que ocurre en muchos casos es que se elige al más afín, no al más capaz, y así nos va como nos va.
Sucede que los políticos electos -80.000- están tan creídos de su necesariedad, tan investidos por el mando divino del voto de la ciudadanía, que se ven con derecho a ocuparlo todo, y así, ellos quieren determinar el clima y ponen su agencia de meteorología con su director, y quieren determinar qué es cultura y nombran directores de museo, y quieren determinar qué deporte debe practicarse y designan directores generales de deporte, y así acaban metiéndose en el Poder Judicial, repartiéndoselo porque ellos tienen los votos.
Me refiero a que resulta ilógico que los directores generales tengan que ser personal de confianza, y por tanto designado a dedo, cuando su misión es la ejecutar la política que le viene determinada desde su ministerio. Es verdad que para serlo hay que ser funcionario, y por tanto no hablamos directamente de engordar la administración, pero sí de que no es razonable que esos puestos tenga esa categoría, como que haya que ser también elegido a dedo para "dirigir" el BOE o el BOJA, o las mil agencias que hay de una y otra administración, o los museos, o los patronatos deportivos o turísticos (recordemos el caso de Almería, donde por primera vez el Gobierno de la Diputación decidió que para el puesto de gerente que es de libre designación, iban a prescindir de un político, y abrieron la opción a la presentación de currículos a profesionales...). El problema es que, si bien podría entenderse que determinados puestos tengan a alguien de confianza para dirigirlos, lo que ocurre en muchos casos es que se elige al más afín, no al más capaz, y así nos va como nos va.
Sucede que los políticos electos -80.000- están tan creídos de su necesariedad, tan investidos por el mando divino del voto de la ciudadanía, que se ven con derecho a ocuparlo todo, y así, ellos quieren determinar el clima y ponen su agencia de meteorología con su director, y quieren determinar qué es cultura y nombran directores de museo, y quieren determinar qué deporte debe practicarse y designan directores generales de deporte, y así acaban metiéndose en el Poder Judicial, repartiéndoselo porque ellos tienen los votos.
Pero vayamos a otras cuestiones sobre el número de políticos. El PP tiene en el Ayuntamiento de Almería un equipo de gobierno de 18 concejales (alcalde incluido), que no es ni más ni menos que la totalidad de ediles que logró en las elecciones, pero si hubiera tenido dos menos o dos más, el equipo de gobierno habría crecido o disminuido igual, lo que demostraría que el número de gestores "necesarios" depende del número de gestores "disponibles"... y eso es absurdo.
Otro ejemplo más, el de los grupos de la oposición, donde podemos encontrarnos que de cinco concejales, "sólo" tres tenga sueldo municipal y los otros dos no perciban nada, pero a la vez sean contratadas a dedo otras dos, tres o cuatro personas para diversas tareas. Es decir, dos elegidos por los ciudadanos se supone que deben trabajar sin cobrar, mientras otros a los que ha elegido el dirigente político de turno, sí tienen nómina pública... también es absurdo.
Y a todo eso, cuando la cifra de España se compara con la de Alemania y Francia la duda es si el rigor es el mismo o no, o si quien ha contado tan mal en España luego ha comparado con los cargos electos de esos dos países.
Otro ejemplo más, el de los grupos de la oposición, donde podemos encontrarnos que de cinco concejales, "sólo" tres tenga sueldo municipal y los otros dos no perciban nada, pero a la vez sean contratadas a dedo otras dos, tres o cuatro personas para diversas tareas. Es decir, dos elegidos por los ciudadanos se supone que deben trabajar sin cobrar, mientras otros a los que ha elegido el dirigente político de turno, sí tienen nómina pública... también es absurdo.
Y a todo eso, cuando la cifra de España se compara con la de Alemania y Francia la duda es si el rigor es el mismo o no, o si quien ha contado tan mal en España luego ha comparado con los cargos electos de esos dos países.
1 comentario:
Rafa, igual englobaban a todos los cargos a dedo yhufados, y de esos seguro que hay mas de medio millon en toda España, ahora llamada "este pais" o "el estado español".
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