Tal vez sea el porte de senador romano,
o incluso el cierto perfil anguitiano lo que le ha succionado, pero
escuchar qué opina José Antonio Griñán de si mismo acaba
llevándonos inexorablemente a una conclusión, y es que se ha creído
lo que no es. En el espejo de los que le alababan se veía tan
estupendo que ha perdido todo contacto con la realidad, si es que
alguien que lleva toda su vida en coche oficial -primero el de su
padre y luego el suyo- alguna vez la ha podido tener.
No dejan de sorprender las
declaraciones previas y posteriores a su anuncio oficial de no ser
candidato en las próximas elecciones a la presidencia de la Junta de
Andalucía por el PSOE. Las de en medio, también sorprenden. Él es
así.
Dice en una entrevista que los
socialistas son especialistas en dar la vuelta a las encuestas, y si
eso es cierto, sólo podemos concluir que Griñán... no es
socialista. Griñán no ha dado nunca la vuelta a una encuesta ni
poniéndose boca abajo. Las encuestas vaticinan que el PSOE con él
como cabeza de cartel perdería por primera vez en treinta años unas
elecciones, y así sucedió con las autonómicas, pero también con
generales y municipales. Y por perder, también perdió dentro del
partido cuando apoyó a Carme Chacón y ganó Alfredo Pérez
Rubalcaba.
Afirma también Griñán que “me
nombraron a dedo y yo abrí el partido a la democracia”, y bueno,
le honra reconocer el dedazo, pero desde luego, la segunda parte de
la afirmación se acaba cargando cualquier asomo de humildad.
Lo curioso es que Griñán y el PSOE
nunca habían reconocido la designación dactilar de Manuel Chaves, y
se empeñaban en asegurar que la elección la había hecho el
Parlamento, como si lo uno y lo otro fueran incompatibles. Vamos,
como ha pasado en la Asamblea madrileña tras marcharse Esperanza
Aguirre.
Y eso de abrir el partido a la
democracia, debía hacérselo mirar porque al menos en Almería las
cosas no fueron así. Fue un golpe de mano suyo quien apartó a
Martín Soler y a Diego Asensio de la dirección provincial, y no
digo que no fuera un acierto colocar al frente del partido a José
Luis Sánchez Teruel, pero sí sostengo que fue él quien lo puso.
JLST no tiene ese egocentrismo
ambicioso y excluyente de sus antecesores, no tiene ese afán
controlador y muñidor de quienes le precedieron, y en todo eso el
PSOE provincial ha salido ganando, pero lo que nadie puede dudar es
que su llegada a la secretaría general de Almería fue una
estrategia organizada por el griñanismo para acabar con el chavismo,
conocido en esta provincia como martinismo.
Tampoco puede considerarse abrir el
partido a la democracia evitar la realización de primarias en
Andalucía sean cuales fueran las elecciones pendientes, o por no
remontarnos a eso, el hecho de que ya haya designado a su digna
sucesora con la clara intención de que todos sepan a quién hay que
apoyar.
Griñán ha sido, desgraciadamente un
fraude político. Llegó prometiendo nuevos modos y maneras, y los
modos y maneras empeoraron más allá de lo imaginable. Llegó
anunciando que el partido sería de los mejores y colocó a quienes
sólo saben comer gracias al carnet, a gente que jamás tuvo más
trabajo que la estrategia electoral ni más estudios que las frases
del mitin del día.
Griñán tragó cuando Zapatero quiso
pagar la “Deuda histórica” con solares (es decir, suelo andaluz
para pagar la deuda de España con Andalucía... la leche) mientras
que Aznar le reclamaba dinero “contante y sonante”. Griñán
presume de dialogante cuando ha presentado más recursos contra las
leyes del Gobierno de Rajoy que leyes ha aprobado el Parlamento
Andaluz, ya que sólo ha funcionado a base de Decretos.
Griñán, después de tantos años en
Andalucía, no habla andaluz, no se le pegado ni tan siquiera el
acento, y a lo único que aspira ya es a volver a Madrid, con Chaves,
convertido en senador, es decir, en figura decorativa a 5.000 euretes
mensuales. Eso sí, Fuensanta Coves quizá se la víctima de esta
decisión, pero así es la política.
No hemos hablado de su papel en los ERE
fraudulentos, ni de Invercaria, ni de Mercasevilla, ni de la presión
a que le tiene sometido Izquierda Unida, ni de que esta decisión es
la estrategia para ganar con mayoría absoluta unas elecciones
anticipadas, ni de las leyes huecas aprobadas como la de la Exclusión
o la de la Expropiación de Viviendas... es que no hace falta, el
problema de Griñán es que se creyó lo que no era y ha acabado
creyéndose lo que no es.
Venga, a Madrid, que es a donde van
todos los que de allí nos vinieron.
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