Todos los grupos han jugado el partido mirándose de reojo. El PSOE intentando hasta el último momento lograr que el PAL se abstuviera al menos, al haberse encontrado por el camino con el cambio de postura de IU que se los iba a apoyar; eso le hubiera dado mayoría suficiente.
IU miraba de reojo al PAL, ya que si a última hora votaban en contra, su apoyo hubiera sido más aprovechable como abstención, y además justificaría participar en la renegociación de los mismos.
Y el PP miraba de reojo al PSOE, de quien no se fiaban por si estaban negociando con el PAL, sobre todo por la falta de interés que los socialistas han mostrado en acordar nada con ellos (o al menos eso es lo que sostienen).
Lo que sí ha estado bien es que probablemente, al quedarse los presupuestos sin aprobar, esto permitirá una negociación más directa, más cara a cara, y sobre todo sin miradas de reojo.
El PAL está claro que no tiene ningún pacto con el PSOE, y eso tranquiliza al PP. Y el PSOE sabe que tras tanto ofrecerse, el PP no podrá oponerse a unos nuevos presupuestos si hay una negociación seria entre ambos.
El socialista Luis Pérez es siempre muy claro cuando habla. Dejó sobre la mesa claramente expresado lo ocurrido, y es que el voto del PP se debía en gran medida a la impresión que tenía de lo que iba a hacer el PAL. Si a eso le sumamos la propuesta última del presidente Usero, en el sentido de renegociarlos con el PP (no mencionó al PAL ni a IU para nada) pues todo apunta a que así será.
Al PSOE le interesaría aprobar los presupuestos con una mayoría tan abultada (24 o 25 diputados) y asegurarse un año de tranquilidad (relativa). Al PP le interesaría demostrar que cuando se han ofrecido era en serio, y que saben decir algo más que no. Además ambos ganarían la partida frente al PAL, arriconándolo en un momento complicado.
A todo esto... ¿y los presupuestos? Ese es el problema, que más allá de los números detallados por Luis Pérez, la estrategia se lo ha comido casi todo.
Para valorar a cada partido deberemos estar atentos no sólo a las negociaciones que ahora se abren, pero más especialmente a las diferencias entre este proyecto y el que se apruebe. Miraremos a ver si realmente hay cambios, y si esos cambios coinciden con lo que el PP ha criticado, y si lo que al PSOE le parecía inamovible deja de serlo.
Seguramente a partir de ahora Luis Pérez va a tener las manos más libres para negociar y eso es casi garantía de éxito.
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