Había un médico que militaba desde no hacía demasiado tiempo en el Partido Popular, y reconocía estar un poco harto de pasar consulta, que pensaba que había llegado el momento de vivir mejor trabajando menos y ganando mucho más.
Por aquella fechas se avecinaba el congreso del PP y todo apuntaba a que sería especialmente tranquilo, ya que el eterno opositor al presidente de ese momento -que ante también fue presidente- había decidido apoyarle públicamente en una entrevisa que publicamos nosotros. Fue un campanazo, y el grupo que pretendía arrogarse su respaldo para presentar una candidatura alternativa se quedaron desarmados.
Entonces, este médico me confesó su intención de tirar por la calle de en medio, y le hicimos otra entrevista en la que apuntaba la necesidad de sangre nueva en el PP... sangre como la suya, claro... y dejaba claro que si lograba apoyos suficientes sería candiato a la presidencia de esta organización. Otro campanazo.
Tanta repercusión tuvo todo aquello que en menos de dos semanas nos volvimos a ver en la redacción del periódico, pero en este caso para comunicarme que le habían ofrecido un puesto en la nueva ejecutiva y lo había aceptado. En definitiva eso era lo que andaba buscando. De ahí podría pasar a consejero, viceconsjero, director general... o contar con los padrinos necesarios para usar menos el fonendo y pisar más moqueta.
Es por este tipo de historias que cuando en alguna organización política o sindical surgen los denominados "críticos" me asalta la duda de si realmente lo son o sencillamente buscan generar la presión suficiente para ser integrados por el poder.
Los autodenominados "críticos" del PSOE almeriense, resultan no ser críticos con José Antonio Griñán, ni con la forma en heredó la presidencia de la Junta de Andalucía de Manuel Chaves, ni son críticos con que vaya a ser secretario general por expreso deseo del mismo padrino.
Tampoco son críticos con que el secretario provincial Diego Asensio le prometiera a Griñán todos los delegados almerienses en el congreso, y eso antes de que el propio candidato hiciera amago de mostrar su propuesta política. Tan poco críticos son que ni armaron ruido en la asamblea de los socialistas de la capital, con Juan Carlos Usero a la cabeza, en la elección de delegados destinados a ir y votar sí a Griñán.
Sí, critican al presidente del PSOE almeriense y consejero, Martín Soler, pero ahí se acaba todo.
Y es que no se les oye criticar que "alguien" haya decidido ya que el candidato a la alcaldía almeriense debe ser Antonio Cantón, no ya por el perfil de éste, si no por la dedocracia imperante.
Quizá esperan estar lo suficientemente visibles como para que Cantón se acuerde de ellos y les llame a su vera-verita-vera, ya sea para ser concejales de gobierno o de oposición... pero algo, por dios. Y lo mismo con Griñán... y es que tampoco es que el problema sea él como político (aunque tiene más sombras que luces) si no lo viciado de su elección primigenia, la cual se lavará ahora en un congreso... pero tampoco eso le parece criticable a los críticos.
Recuerdo un chiste que oí de pequeño:
- Una chica muy fea asistía a todas las bodas que podía, con la única esperanza de que cuando el cura preguntaba aquello de "Fulanita ¿quiere por esposo a Meganito?" el cielo se apiadara de ella, que gritaba desde su rincón "¡Y si no para mi!".
Pues eso... a ver si cae algo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario