Día sí y día también el Partido Popular ocupaba portadas de periódicos y minutos y minutos de radio y televisión. Después de la crisis que desembocó en el nacimiento de GIAL, acabó estallando la crisis larvada durante casi una década, la supuso la creación del PAL.
Y venga páginas, y venga comentarios, y venga y venga, mientras con una sonrisa de oreja a oreja muy mal disimulada -en el caso de que se hubiera intentado disimular- el secretario general del PSOE de Almería, Martín Soler, se lamentaba de lo que estaba ocurriendo en "el otro gran partido nacional", ya que debía ser fuerte para actuar de contrapeso político. Y el secretario de Política Institucional, Juan Antonio Segura Vizcaíno, imitaba el gesto y se apenaba al borde de la carcajada de la situación en la que el PP había metido a la Diputación y los ayuntamientos.
Qué tiempos aquellos. Ahora todos aquellos protagonistas están desaparecidos en combate.
Es el turno del PSOE, y así han venido y vienen siendo el centro de atención informativa desde hace muchos meses, y hay que reconocer que están intentando resolver sus problemas de un modo más políticamente correcto que lo hacía el PP.
Es por eso que la atención se focaliza en el PSOE mientras del PP ni se habla. En realidad es algo normal.
En el Partido Popular la paz en estos momentos es prácticamente total. Eso no quiere decir que no hay discrepantes, que los hay; ni quiere decir que todo el mundo está de acuerdo con todo, que no, pero nadie se mueve ni se moverá.
Los dirigentes del PP, sus cargos públicos actuales, aquellos que aspiran a serlo y aquellos que aspiran a mantenerse, tienen claro que hay un hombre, Gabriel Amat, que desde que tomó las riendas ha llevado a esta formación a sus mejores resultados electorales incluso en las peores circunstancias. No podemos olvidar que Amat logró que el PP lograra más votos en 2007 a pesar de la escisión del PAL que en las de 2003, y a eso hay que sumar que el PSOE está barrido de la faz de Almería en la actualidad y nada apunta a que puedan recuperarse para las elecciones generales o las autonómicas que son las más cercanas.
La composición de las listas al Congreso y el Senado no van a presentar sorpresas, y la mayoría de los nombres se repetiran, con la única duda de los dos alcaldes, Jesús Caicedo y Eugenio Gonzálvez, pero en el PP son conscientes de que ya juegan con más opciones antes gracias a las posibilidades que le ofrece gobernar España y Andalucía.
El abanico de cargos de libre designación que dimanan de las dos administraciones es tal, que difícilmente se quedarán promesas sin cumplir. No hacen falta codazos ni empujones para ser número uno al Congreso porque habrá más de uno, ni hay que pelear por subir un puesto en la lista al Parlamento de Andalucía... y si no, se puede ser consejero, delegado, gerente de empresa pública, director general... hasta asesor de algo.
Se han invertido los papeles. Ahora lo interesante será ver si José Luis Sánchez Teruel logra para el PSOE lo que Gabriel Amat ha logrado para el PP.
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