La desolación es un páramo calcinado, el olor a tierra quemada, y sobre todo, la nostalgia de saber que nada volverá a ser como antes. Y los políticos. Ellos y sus cosas no es que generen desolación, es que son desoladores en sí mismos.
Ardió Sierra Cabrera. Ya está hecho. Ahora hay que mirar hacia delante, pero para ello es imprescindible mirar también hacia atrás.
Con ese panorama humeante, ennegrecido, tenemos que soportar que las autoridades autonómicas de medio ambiente, tanto el delegado como la consejera, hablen del “matorral” como si no fueran más que malas hierbas, casi como si hubiéramos de agradecer esta quema de rastrojos que se ha llevado por delante unas cuatro mil hectáreas. “Matorral”, total… hierbajos, bichos…
Quizá por eso tampoco esas mismas autoridades nos cuentan qué han estado haciendo para prevenir los incendios en Almería. Basta mirar lo que ha ocurrido en esta provincia en los últimos meses y los fuegos que ha tenido que sofocar el Infoca. ¿Qué ha hecho la Junta de Andalucía en materia de prevención? ¿dónde está la limpieza de montes por las que se paga durante todo el invierno?
Es evidente que la prevención o no ha existido o no ha sido eficaz, y eso merece que alguien responda en el Parlamento de Andalucía.
Pero total, el conformismo de la clases política es abrumador. Ahora lo único que cabe es felicitarse por lo bien que ha funcionado el sistema de extinción, por lo bien que han colaborado todos los servicios implicados, por el hecho de no producirse víctimas humanas, por no haber llegado a tocar el Parque Natural de Cabo de Gata… por los matojos!
Las llamas no han entrado en Cabo de Gata… o sí, según se mire. Con el hotel del Algarrobico bañándose en el Mediterráneo, con los gobiernos municipal, andaluz y estatal mirando para otro lado, pues no, no puede decirse que el fuego no haya entrado en el parque.
1 comentario:
¡Déjemos las lamentaciones estériles e inoperantes de siempre! Lo de los "rastrojos y monte bajo" supongo que se referirá a los responsables de los incompetentes responsables de la política de prevención de incendios, si es que existió alguna vez alguna digna de tal nombre.
Medio Ambiente, ecologistas, instituciones políticas, educativas y culturales deberian promover con la máxima energía y urgencia campañas de repoblación con especies que se han visto afectadas: robles, nogales, castaños, enebros, etc.("hierbajos" para canal sur).
Si no sabremos a que caciquiles intereses obedecen y deberemos empezar a denunciarlos en todas las instancias nacionales e internacionales posibles.
SALVEMOS CABO DE GATA DEL LADRILLAZO YA! NUNCA MAIS!
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