Las campañas electorales se planifican con tiempo, y es cierto que casi nada se deja al azar. Pero también es verdad que hay que ir adaptándose a los acontecimientos para aprovechar hasta el último voto dubitativo.
Los partidos políticos realizan sondeos a diario y actúan en consecuencia, y así, por ejemplo se nota que entre el PSOE e IU puede haber un escaño en liza por la provincia de Almería, y ambos pisan el acelerador, aunque está claro que quien más se juega son los socialistas y quien más capacidad de reacción tienen son ellos, entre otras razones porque los de Rosalía Martín no se pueden permitir esas encuestas.
La reiteradas visitas de José Antonio Griñán a Almería hay que entenderlas más en ese contexto que en el de disputarle algo a Javier Arenas en su circunscripción. El PP ganará de largo aquí, y el esfuerzo socialista no merecería la pena si no fuera porque lo que no quieren quedarse en cuatro parlamentarios, o lo que es lo mismo, perder uno sobre los que tenían. Al PP le faltan muchos votos para el octavo, a IU pocos para uno, pero en cualquier caso el PSOE es quien podría perder o mantener lo que tiene.
Pero si hay algo que retrata la situación de cada cual son los actos electorales. Los populares comenzaron con el victorioso Mariano Rajoy y el candidato Arenas compartiendo escenario en un Rafael Florido que se quedó pequeño, y mientras el PSOE ha sido incapaz de reunir a su secretario general federal, Alfredo Pérez Rubalcaba, y al candidato Griñán no ya en un mismo acto, si no en una misma provincia.
Y hay más, frente a los "invitados" del PP almeriense, de los cuales se ha informado ampliamente por parte de los gabinetes de prensa de campaña, los socialistas han traído casi de tapadillo a Leire Pajín y a Carme Chacón, también ha pasado casi sin pena ni gloria Jesús Caldera, siendo el lehendakari Patxi López quien ha resultado más difundido mediáticamente.
Y luego también está la cantidad. Los populares están realizando muchos más actos en toda la provincia que el PSOE, y eso también es sintomático sobre la implicación de los distintos cargos públicos en el proyecto común y la confianza en el resultado final.
El PP intenta lograr ese octavo escaño ante el riesgo de que acabe en manos de IU y haya posibilidad de pacto con el PSOE y Griñán siga de presidente de casi todos los andaluces.
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