Palmeros (II)

Hay una gran diferencia entre aplaudir al término de un espectáculo que has juzgado digno de tal cosa, y ser un palmero, cuya función es dar palmas todo el tiempo, jaleando al artista en cuestión, lo haga bien o lo haga mal, y de principio a fin. Quienes aplauden tienen conciencia de ser público, en tanto que el palmero cree tener tanto mérito como el artista y se pavonea de haber sido fundamental en el éxito.
Nunca compartí aquello de que el periodismo deportivo es al periodismo, lo que la música militar a la música; creo que hay buena y mala música, y ruidos que no son música ni buena ni mala, como del mismo modo creo que hay buenos y malos periodistas, y gentes que no son periodistas por mucho que firmen en los periódicos, opinen en las teles o engolen la voz en la radio. Lo que está claro es que sin son palmeros no son periodistas. O se es una cosa o la otra.
Así, en la información política los palmeros acaban siendo mucho más peligrosos para la democracia que los de la información deportiva por la trascendencia de lo que manejan.
Almería, tierra de cine y de flamenco, tiene palmeros de película, que se hinchan como un globo cuando el artista les da una palmadita, que es tanto como invitarlos a comer. No lo entiendan mal, de qué iban a vivir los restaurantes caros si no fuera de aquellos como los políticos, que no pagan la factura de su bolsillo...
Pero es bueno, de vez en cuando, recordar los nombres y apellidos de aquellos que llenaban páginas y páginas laudatorias por que una "almeriense" que en realidad era una recién llegada de Alicante, había sido nombrada consejera de Medio Ambiente del Gobierno andaluz. A esos palmeros les parecía que lo más grande del mundo para Almería era que Fuensanta Coves fuera consejera... y además de Medio Ambiente... teniendo el Parque Natural de Cabo de Gata no había cargo más adecuado, más oportuno.
Así le ha ido al Cabo de Gata, con el Algarrobico y demás (Aguamarga...). El caso es cuando es designado Martín Soler consejero de Agricultura, los palmeros se recomponen y a jalear se ha dicho con los mismos argumentos. Qué mejor para Almería que un consejero de Agricultura, con lo que esta tierra es para la agricultura, qué sabia decisión, qué bien lo va a hacer, qué bien conoce el campo, que bueno será para toda la provincia.
Pues la sabia decisión duró justo un año. Traspasado de Agricultura a Innovación, Martín Soler, volvía a ser objeto de palmas sin pitos. Qué mejor para Almería que un consejero de Innovación, con lo que eso es para esta tierra fundamentada en la agricultura innovadora, qué sabia decisión, qué bien lo va a hacer, qué bien conoce el campo, que bueno será para toda la provincia. (Obsérvese que hecho copy/paste con el parrafo anterior y alguna ligera modificación)
Era un gran reconocimiento a Almería que tuviera una eurodiputada, pero cuando deja de tenerla los palmeros, que para eso son palmeros, no reconocen que entonces la provincia ha perdido algo importante, que si antes había ganado "peso", pues ahora lo ha perdido.
Que estas cosas pasen en los partidos es normal, y que los periodistas opinen bien o mal de fulano o mengano, también, incluso que tenga muy buena opinión de unos y muy mala de otros, incluso que cambiemos de opinión.
Acaba ocurriendo que los palmeros se creen tan importantes como el artista, e incluso que el artista lo es gracias a ellos. Lo gracioso de todo es cuando miras las audiencias de los medios en los que están los palmeros y llega la sorpresa.
Les invito a que entren en OJD, la Oficina de Justificación de la Difusión, y vean cuantos ejemplares venden de media de lunes a domingo los periódicos locales. Verán que al espectáculo no va nadie, y que los palmeros jalean al artista, y que quienes lo saben son el artista y cuatro que pasaban por allí.
Pero claro, al final, de verse siempre los mismo en todas las plazas pues se hacen colegas y después se van de copas. ¡Y luego van y lo cuentan!

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