Removiendo viejos papeles que aún conservo, he encontrado lo que en aquella época universitaria llamábamos fanzine, y que hacíamos entre unos cuantos. Por aquella época -recuerdo cuando contaba estas anécdotas a mis redactores y me sentía profundamente mayor...- me presentaba en la "Candidatura Asamblearia" para ser representante de los alumnos en el Departamento de Periodismo I mientras abogaba por el boicot a las elecciones, en un gesto de coherencia digno de tantas y tantas causas perdidas.
Conseguido el puesto para el que ni me molesté en votarme, comprendí que el boicot estaba dentro, era el de los profesores, dispuestos siempre a bloquear cualquier iniciativa que supusiera activar su plana existencia.
Se reformaba en aquellos momentos los planes de estudio de Periodismo, y teníamos la oportunidad de cambiar cosas, pero no. Recuerdo en concreto algunas de nuestras propuestas, como por ejemplo, que hubiera idiomas en nuestra carrera (en concreto pedíamos uno obligatorio entre inglés y francés, y luego tener la posiblidad de optar por otro más), y recuerdo también la respuesta del director del Departamento, el profesor Martínez Albertos, cuyo infumable ladrillo amarillo era obligatorio comprar y tener sobre la mesa en las escasas ocasiones en que aparecía por clase, y no fue otra "el que quiera idiomas que se vaya a una academia".
No me pude resistir, y le solté que "el que quiera ser periodista, que venga a la facultad, que lo que no puede ser es que necesitemos cinco años para ser periodistas y salir sin experiencia porque os negais a actualizar el programa de estudios y mientras tú ganes una pasta dirigiendo un máster para hacer periodistas en un año... a ver, que nosotros queremos ser periodistas y no frustrados como la mayoría de los profesores, que no puede ser que en tres años sólo haya podido ir al áula de informática una vez, que no pude ser que las prácticas de radio sean fuera del horario lectivo, que no pude ser que no hagamos nada en los estudios de televisión porque los tienen los de Imagen!!!". Dicho lo cual... me marche "hasta otro día" que nunca lo hubo, ya que aunque no había dimitido ni nada, no se dignaron a convocarme a ninguna reunión más.
Por eso soy de los que votarían a Chuck Norris como rector de la UAL, como incitan desde unos carteles quienes piden la abstención en esos comicios.
Imagino al Texas Ranger dejando su 4X4 al otro lado de la carretera, frente al mar. Se baja, se sube los vaqueros mientras mira su inmensidad azul, se da media vuelta y se ajusta el sombrero mientras cruza en dirección al campus. Las chicas y algún chico se vuelven para observar sus andares sonoros, como si el caballo invisible que parece montar fuera el que repica en el empedrado.
Entra el edificio del Rectorado. Mira a la izquierda y ve la cantina, pregunta con amabilidad:
-Perdone, señorita, ¿el que manda aquí, por favor?
-Pues mire, es que ahora mismo... entre que Martín está como está, y que los demás están en funciones...
-¿En funciones de qué? Pregunta el negro que siempre acompaña al tejano.
-Pues en funciones de eso... que hay elecciones a...
-... de sheriff, no?
-No, elecciones a rector.
En vista de que no hay manera de entender nada, patada giratoria, recepcionista volando por la ventana y paso decidido hacia el despacho del que manda. Otra patada giratoria... y catedrático contra la pared, una más y liberado sindical estrellado contra un tablón de anuncios.
Esta historia, tan verídica como las crónicas de guerra de Pérez Reverte, se acaba ahí. Yo prentendía escribir un artículo sobre las curiosa contabilidad de la Universidad de Almería y el vicerretor José Guerrero, pero me ha salido esto... no sé por qué.
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