Mi entrevista con Mohamed Abdelaziz

No eran las cinco de la mañana cuando entraron en la jaima en que dormía uniformados y con fusiles en las manos,  diciendo "¡venga, venga, que nos vamos!". Los y las demás apenas se incorporaron para ver qué pasaba, pero al pisar la arena de la calle otra vez acuciados por el "venga, venga que nos vamos", corrimos a un par de Toyota que son el vehículo con el que se mueven por el desierto de Argelia los Polisarios, y allí dentro nos vimos varios periodistas que habíamos ido a los campamentos de los refugiados saharauis en Tinduf.
Todos íbamos en el mismo vehículo, pero en total creo que recordar que éramos tres o quizá cuatro los automóviles que salimos de allí en dirección incierta para nosotros a pesar de mis insistentes preguntas.
A este lugar que alguna vez fue inhóspito pero del que los saharauis han hecho un sitio donde vivir, que no un hogar, llegamos como visitantes de distintos colectivos y asociaciones diversas de toda Andalucía, y aunque había un par de cámaras (uno de ellos de TVE creo recordar que de Málaga), el único redactor era yo, y desde el primer día mostré mi interés por entrevistar al presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RSDA) Mohamed Abdelaziz. Simpre me dijeron que no, que no iba a ser posible, que se trataba de una cuestión de seguridad, así que tuve que limitar a tomar notas de lo que veía y hablar con todo el mundo para poder preparar un reportaje a la vuelta.
Pero debí ser muy pesado, ya que cuando paró el Toyota estábamos dentro de lo que parecía un cuartel, con bastantes hombres armados, con cañones y variado arsenal en el patio.
Pasamos dentro y nos condujeron a una sala bastante grande y una larga mesa de madera oscura dispuesta para un desayuno. Tazas y platos lucían la enseña saharaui.
Apareció Abdelaziz y tras presentarse y saludarnos se sentó a desayunar con nosotros. Cuando estábamos acabando cada cual lo suyo (café o te) se me acercó uno de los miembros de su gabinete y me dijo "¿no querías una entrevista? Pues aquí la tienes".
Recuerdo que le pregunté por la actitud del PSOE (en aquel momento gobernaba aún Felipe González, a quien muchos recordaban en aquel mismo territorio prometiéndoles el apoyo socialista para su autodeterminación, como Trini ahora... igualito), por la MINURSO... en fin, por todo lo que se me pareció interesante conocer, tanto a nivel geopolítico como a nivel social en esta vida en el desierto que llevaban y llevan.
Si bien no puedo acordarme de sus respuestas ni conservo copia de lo que publiqué en aquellas fechas (aunque sí fotos, muchas, la mayoría sin revelar) lo que no he podido olvidar fue que cuando le planteé la posibilidad de que el conflicto con Marruecos no se resolviera en plazo corto de tiempo, o que la represión en los territorios ocupados se acrecentara... qué pasaría, que si volverían a las armas. Su respuesta fue contundente: Sí.
Le contrapregunté confuso, diciendo que el pueblo saharaui es pequeño, y que exterminar a los saharauis de los territorios ocupados no era difícil para Marruecos y que mantenerse en el desierto era otra forma de desaparecer.
Amablemente me agradeció mi preocupación por la integridad física de su pueblo, pero que precisamente por eso no dudarían en volver a coger las armas si llegaba el caso, que ya habían tenido mucha paciencia, que habían aceptado dejar las acciones de guerra, que habían aceptado la tutela de Naciones Unidas para el proceso de autodeterminación pero -y me gustó mucho la frase- "ni esta es nuestra tierra ni este es nuestro cielo".
Por eso ahora, cuando el Polisario anuncia que podría volver a las armas, no me sorprende. De aquella entrevista hace más de quince años y si nada ha cambiado es que todo ha ido a peor. Han tenido mucha paciencia, mucha, y todo tiene su límite. Están siendo eliminados uno a uno en los territorios ocupados, mientras otros siguen en jaimas porque se resisten a construir algo más sólido en la confianza de que volverán algún día  a casa, pero ese día no llega.
Lo que nadie advierte es que ese Estado criminal que es Marruecos, hace del Sáhara su propia Palestina, pero lamentablemente la Umma se despreocupa de los saharauis y sólo mira a los palestino porque el enemigo es el Estado de Israel.
Parece que Occidente no se entera de que Marruecos, con un reyezuelo que dice ser Comendador de los Creyentes, nunca podrá ser un tapón al integrismo islámico (allí fue el atentado de Casablanca contra intereses españoles, de allí son los del 11-M, de allí salieron muchos de otros terroristas), como no lo es Arabia Saudí, y sí que lo sería una REPUBLICA DEMOCRÁTICA... justo lo que quieren los saharauis.
Y además, y en el plano egoista ¿no le vendría bien al Estado español y a Europa un Sáhara libre,  con sus importantes yacimientos y bancos pesqueros, para tener controlado a Marruecos?
Viva el Sáhara Libre.

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