No puedo decir que me decepcionara Alejandro Rojas-Marcos cuando lo conocí. Sencillamente porque ya me había decepcionado mucho tiempo antes, si bien, quedaba en mí la esperanza de cambiar de opinión tras una larga charla con él, pero no fue así.
Esto no resta importancia ni valor a su figura en la historia política de una Andalucía a la que él contribuyó de manera sustancial a poner en pie de igualdad con otras tierras que buscaban su encaje durante el periodo constituyente.
Aunque por razones laborales ya nos habíamos visto en el pasado, las ruedas de prensa no dan para mucho más que cruzar cuatro palabras y no permiten profundizar, así que cuando los amigos de la Asociación Argaria de Antas me propusieron presentarle en una conferencia no dudé en aceptar. Ahí tuvimos una larga charla en la que me quedó muy clara la razón por la que ha pasado con el andalucismo lo que ha pasado.
La entrega de su fondo documental sobre el Partido Andalucista a la Universidad de Almería ha dejado en evidencia un hecho sorprendente, y es que él y una de sus fundaciones (tiene varias) tenían en propiedad documentación de esta formación, en vez de tenerla ella. Su partido, su fundación, sus documentos y su donación. Yo me lo guiso, yo me lo como, y rebaño por las sobras.
Rojas-Marcos llegó a reconocer en una intervención en la Diputación de Almería presentado un libro "El Andalucismo en la Transición. PSA-PA en la provincia de Almería (1976-1982)" del profesor Arsenio Gutiérrez Pérez y editado por el Instituto de Estudios Almerienses, que aquel "invento" se les había escapado de las manos, y la prueba es que no han sabido controlarlo.
Creo que Rojas-Marcos ha vivido y vive "abrumado", en todas sus acepciones, la de "agobiar con un peso grave", la de "producir tedio o hastío" y hasta la de "producir asombro y admiración", en tanto que su figura ha "abrumado" el andalucismo en el sentido atmosférico, es decir, lo ha llenado de bruma.
Abrumado porque con la única idea de que Andalucía no quedara descolgada de la descentralización que se perfilaba en la Constitución, acabó liderando algo en lo que no cree, que es el nacionalismo. Si el PA se define estatutariamente como nacionalista, que es tanto como entender que Andalucía es una nación, en ningún momento eso puede deducirse de la visión política de quien fuera su alma mater.
Abrumado porque lograron mover las conciencias de los andaluces en los distintos referendos, hasta el punto de lograr doblarle el pulso al Estado y que tuvieran que cambiar la ley porque la inmensa mayoría de los andaluces (sí, de los almerienses también) así lo demandaba con sus votos.
Abrumado porque cuando empieza a escarbar encuentra el gran tesoro andaluz: su identidad.
Abrumado en definitiva porque los andaluces les respaldan electoralmente incluso en Cataluña, en varios legislaturas en las Cortes Generales y hasta cobogiernan en Andalucía.
Me llamó la atención que cuando en este acto celebrado en la UAL le preguntaron por lo que está ocurriendo ahora en el PA, afirmó que quería ser discreto y no entrar en el asunto. Hombre, pues un poco tarde para esa discreción, ya que fue él quien hizo pública una carta privada que le hizo llegar la en ese momento secretaria general, Pilar González, y en la que expresamente le reclamaba confidencialidad.
Y ahí lo tienen otra vez. Rojas Marcos que quiere aparecer como el nuevo salvador de un partido nacionalista sin ser él mismo nacionalista, desplazando Pilar González que tampoco es nacionalista (sólo se define como andalucista), el primero buscando amigos no se sabe bien para qué, y la segunda igual... y con un pie en la calle, pero ni una línea de debate ideológico de replanteamiento político. Bueno sí, generalidades y vaguedades, pero eso no es nuevo.
Y ahí lo tienen otra vez. Rojas Marcos que quiere aparecer como el nuevo salvador de un partido nacionalista sin ser él mismo nacionalista, desplazando Pilar González que tampoco es nacionalista (sólo se define como andalucista), el primero buscando amigos no se sabe bien para qué, y la segunda igual... y con un pie en la calle, pero ni una línea de debate ideológico de replanteamiento político. Bueno sí, generalidades y vaguedades, pero eso no es nuevo.
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