Quién lo iba a decir, pero resulta que
Llamadmepepe es partidario de los postulados de Socialistas por
Almería: nada de delegados, cada militante un voto. Parece que la
entrevista a Luis Reche en Noticias de Almería ha tenido sus frutos
en eso y en otras cosas.
Pepegriñán ha sido reelegido
secretario general del PSOE-A por 393 votos favorables de los 580
delegados que estaban convocados al 12 Congreso celebrado este fin de
semana en El Toyo, y eso supone que menos del 70% de los que tenían
derecho a elegir han optado por lo que él representa. Eso sí, se ha
apresurado a responder que el 90% de la militancia está con él...
pues eso, que si hubieran votado los militantes en vez de los
delegados Llamadmepepe habría tenido una mayoría abrumadora. El
problema es que eso no se lo cree ni él. O tal vez el problema sea
ese, que se lo cree. Y no es de extrañar que se lo crea, porque tras
el primer día de Congreso los titulares en la prensa era algo así
como que Griñán consolidaba su liderazgo, o que en El Toyo
comenzaba una nueva era para el socialismo andaluz... pues ni lo uno
ni lo otro, pero eso sí, le regalan los oídos y mañana, cuando la
realidad siga siendo terca, él y los suyo podrán cara de no
entender nada... si todos les querían, si ellos eran la esperanza,
si todo lo estaban haciendo mejor que bien, si fuera de ellos era el
caos...
Los delegados son elegidos bajo la
presión del aparato del partido, y ya hemos contado en numerosas
ocasiones cómo funciona así que no nos detendremos en eso, sólo en
destacar que por ejemplo una provincia como Almería no ha contado
con un solo delegado “crítico” pese a tener una cantidad
considerable de militantes y dirigentes que lo son.
El resultado de la elección lo primero
que deja claro es que Pepegriñán no controla el partido, y lo que
es peor, no lo lidera, y lo que aún es todavía peor, aguanta donde
está porque nadie hay frente a él como alternativa.
Sin lugar a dudas es un político con
suerte, porque estuvo dos años de presidente de la Junta de
Andalucía sin que los andaluces le eligiéramos, y lo fue por el
dedazo de Manuel Chaves. Ahora, los andaluces le hemos dicho que no
le queremos de presidente, porque si sumamos todos los votos del PP
(que querían a Javier Arenas) a los de IU (que querían a Diego
Valderas), y los de todos aquellos que votaron otras opciones o
ninguna opción, si además con él como candidato es la primera vez
que el PSOE deja de ser el más votado, si desde que él lo lidera no
han hecho nada más que perder elecciones (generales y
municipales)... pues a ver, debía haber captado el mensaje ¿no?
Pepegriñán es presidente de Andalucía
en contra de la voluntad de los andaluces (lo es gracias a esos
“delegados” que son los parlamentarios), y ahora vuelve a ser
secretario general del PSOE-A en contra de casi la mitad de los
delegados, pero a él no le importa lo más mínimo, lo que digan los
delegados da igual, lo importante es la militancia, esa militancia
que no vota en el Congreso, y que si lo transferimos a simpatizantes
pues ahí están los datos electorales.
Lo cierto es que Llamadmepepe concitó
muchas esperanzas, pero más entre los simpatizantes que entre los
militantes. Los primeros estaban ansiosos de alguien que aireara el
partido, que le diera un aire nuevo y limpio, un aire respirable. Los
segundos querían lo mismo, pero en un partido asalariado de la
administración, un partido que compra voluntades a base de nóminas
y subvenciones, también existía miedo a ese meneo que parecía ser
la intención del nuevo jefe.
Al final a Pepegriñán le ha podido el
afán de poder, de mando, aunque no sepa para que usarlo. Y eso que
los movimientos que hizo en Almería abrieron las esperanzas de
muchos, la renovación -más o menos- del PSOE provincial era tan
necesaria como urgente, y se realizó en la dirección adecuada,
animando eso a muchos a creer en Llamadmepepe.
Pero la egolatría de este hombre no
conoce límites, quizá porque cuando se mira en el espejo ve a un
sabio senador romano de las provincias del norte, y luego suelta eso
de “soy un buen militante y un buen compañero” que suele ser
algo con lo que te halagan los demás, pero que tú no debes apuntar
más allá de hacerlo con el añadido “he intentado ser...”. Pide
a sus compañeros que sean autocríticos, pero en su discurso sobre
su gestión es imposible encontrar ni una sola línea en ese sentido,
y dice que toma nota del resultado electoral del 25M pero de ese día
sólo recuerda que vuelve a ser presidente de la Junta de Andalucía
porque lo ha hecho muy bien. Pero después de pedir voces libres
condena a las ejecutivas críticas a no tener poder, mientras premia
a las leales, o trae a Pérez Rubalcaba a cerrar el Congreso sin
advertirle que Chacón estaría en la apertura y sentada en un puesto
de honor (junto a la esposa del propio Pepegriñán).
Hasta ahora sabíamos que los andaluces
ni queríamos ni confiábamos en Pepegriñán, y ahora sabemos que
los socialistas tampoco quieren a Llamadmepepe, a quien le aprobaron el informe de gestión el 95% el primer día de Congreso, lo eligieron secretario general el 71% el segundo día, y acabó el tercero con un apoyo del 65% a su nueva ejecutiva... vamos, que si dura dos días más el cónclave lo corren a gorrazos.
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