Es verdad que cuando el gobierno de
Mariano Rajoy clama “no hay dinero” no lo hace mirando a Europa,
y sí mirando a quienes tienen enfrente, que son la oposición
política y la masa social. Es verdad que esa frase es capaz de
entenderla cualquiera, pero tiene el riesgo de que nos preguntemos
quién se lo ha llevado en vez de cómo salimos de esta, y porqué
para salir hemos de pagar todos la fiesta que se han dado quienes nos
robaron.
Lo que no resulta comprensible es que
en los ciudadanos, “paganos” de los recortes, se manifiesten
junto a quienes han provocado la actual situación a base de
irresponsabilidad manifiesta y reiterada.
Como decía en un artículo anterior,
hace mucho tiempo que “no hay dinero” en las empresas, que se ven
obligadas primero a despedir y luego a cerrar, y no lo hay en los
hogares, cada vez más numerosos aquellos con todos sus miembros en
paro y sin un mísero euro que convertir en comida, y tampoco los hay
en los bancos cuyo agujero es más profundo que la fosa de las
Marianas, y no lo hay en las administraciones públicas.
Por eso es escandaloso que el ex
ministro Valeriano Gómez, que ya demostró su indecencia pasando en
una semana de estar al frente de una manifestación contra la
política del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, a formar
parte de su gabinete, suba a la tribuna de Congreso a lamentar que
Rajoy reduce las subvenciones a los sindicatos. Pero que morro hay
que tener... si lo que tenían que hacer estas centrales es renunciar
de modo unilateral a sus asignaciones y a sus liberados, porque
tendrían asumir que ellos no pueden costar un euro al Estado
mientras haya un solo parado para el que no haya dinero.
No es posible que quienes sostenían
que las entidades financieras españolas eran solventes, y que
incluso nombraron al máximo responsable del Banco de España y por
tanto quien debía dar fe de ello, acudan a una manifestación en la
que se reclama pasar a cuchillo a esos directivos bancarios y a los
políticos que nos engañaron. Pero bueno, también quienes va esas
manifestaciones piden que no se de ni un euro a los bancos, y llevan
codo con codo a los inventores del FROB, a los que comenzaron a dar
dinero a esas entidades.
Del mismo modo no puede ser serio que
quienes pusieron en marcha el Plan E (con sus fotocopiadoras y
farolas) y defiende la inversión pública en infraestructuras como
motor para salir de la crisis, luego, en Andalucía, corten
drásticamente ese presupuesto.
Es inaudito que quien le bajó el
sueldo a los funcionarios y dio el visto bueno a que algún
ayuntamiento hiciera un ERE permitiéndole bordear la ilegalidad,
ahora se sume a la manifestación contra quien les ha quitado una
paga extra (que por su naturaleza es coyuntural, en tanto que la
bajada es indefinida), y roza la repugnancia que nos enteremos de
tapadillo que esos mismos que ahora agitan a los empleados públicos
contra el Gobierno central por retirar la paga doble de la Navidad
callaran ante la decisión del Gobierno andaluz de retirar la de
verano.
Pero lo que tampoco pueden hacer los
funcionarios es reclamar comprensión del resto de la clase
trabajadora, que ha ido empobreciéndose año a año, que ha ido
sufriendo la lacra del desempleo año a año, y parecía que la
crisis no iba con ellos hasta que... les llegó también.
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