Veo las imágenes de los manifestantes rodeando el Congreso de los Diputados y sí, ciertamente es muy difícil no sentirse seducido por el revolucionarismo que desprende. Es la indignación en la calle, una indignación de la que poco hay que contar porque todos la sentimos, y de la que la inmensa mayoría culpa a una clase política incapaz, que nos ha metido en un lío del que ahora no nos sabe sacar.
Es normal indignarse contra ellos, porque ellos son quienes han decidido y quienes deciden, y las cosas estaban mal y están mal. Tal vez mejoren, sí, pero cuando sólo se puede vivir el momento, el futuro importa bien poco.
Pero estas reflexiones se chocan de frente con la patética imagen de la izquierda parlamentaria, saliendo del Congreso y colocándose "casi" al lado de los manifestantes. Es patético.
Es inaudito que partidos políticos que han logrado en unas elecciones democráticas miles/millones de votos, salten una valla para ponerse del lado de los que gritan "¡que se vayan todos! ¡no nos representan!".
Pongamos miles de personas alrededor del Congreso, medio millón, o uno... sólo el PSOE tiene casi siete millones de votos que les respalda, y casi once el PP... ¿tenemos que asumir ahora que los diputados no nos representan y ellos sí?
El argumento de que el PP está ejecutando un programa que no se corresponde con el que fue elegido es una excusa muy floja, porque todos recordamos al "viejo profesor", el socialista Enrique Tierno Galván, que llegó a la alcaldía de Madrid reconociendo que "los programas no se hacen para cumplirlos". Pero no hay que irse tan lejos, y es que nadie deslegitimó a José Luis Rodríguez Zapatero cuando aprobó una ley del aborto que no iba en su programa, o cuando bajó el sueldo a los funcionarios, que tampoco iba, o congeló pensiones, que tampoco... o incumplió su promesa con el Estatut... y así una lista infinita de agravios. Pero Zapatero era presidente por la fuerza de los votos, y se le podía criticar, vilipendiar, pero nadie osaba cuestionar su legitimidad democrática. ¿Por qué con el PP sí ocurre eso?
Pero es más, en Andalucía gobiernan PSOE e IU, y no es que a IU le importe poco que con quien se sienta en la mesa del Consejo de Gobierno sea objeto de una comisión de investigación parlamentaria, es que tampoco le importan respaldar con su voto todos y cada uno de los recortes aplicados por la Junta.
Podrá decir Diego Valderas lo que quiera, podrá culpar a Mariano Rajoy y a Angela Merkel, pero la verdad es que su voto es el que está permitiendo unos recortes en Andalucía como los del PP en España. Pero eso sí, contra el PP se subleva y con José Antonio Griñán se acuesta.
Cayo Lara y demás, lo que tienen que hacer no es asomarse a las puertas del Congreso a expresar su solidaridad con los congregados, debe abandonar inmediatamente su escaño calentito y bien remunerado si lo que considera es que los diputados -entre los que está- no nos representan, si cree -como los manifestantes- que deben "irse ya".
Muchos estamos indignados, y sí, culpamos a los políticos, porque en sus manos ponemos nuestro presente y nuestro futuro, y les pagamos muy bien, pero su incapacidad -insisto en la palabra, porque no hay nada más que mirar el curriculo vitae académico y laboral para comprender que no dan más de si muchos de ellos- nos ha puesto al borde del precipicio económico y social.
Y nosotros, los ciudadanos, sí podemos manifestarnos y gritar, pero ellos no, ellos tienen que salvar la situación, ellos nos representan, les hemos puesto allí para eso, para que lo arreglen. Pero si les gusta más el otro lado, el nuestro, que dimitan y serán bien venidos (o no).
1 comentario:
Como casi siempre, de acuerdo contigo Rafa, una salvedad, yo que soy de foramcion jüngeriana, mezclada con Niezstche y algo de Evola, no soy , ni me considero ni creo en la democracia. Como decia Jünger: "temo a la democracia como a la peste". Precisamente por la cantidad de choriceo que se da en ella y con la agravante de que ademas se sienten tan ufanos, y por que no decirlo, chulos, de sus fechorias.
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