El afán de notoriedad de Susana Díaz es más que notable, y no debiera ser criticable porque eso se le supone a cualquier político, pero cuando esa notoriedad se fundamenta más en juntar fotos para su colección que en ejecutar el trabajo que le ha sido encomendado, la cosa es distinta.
Díaz comenzó su mandato que -no lo olvidemos- fue el resultado del dedo divino de Pepegriñán, como el de éste fue de Manuel Chaves, hablando de la cuestión catalana y anunciando un viaje a esa comunidad, y por supuesto, siendo el perejil de todas las salsas antinacionalistas.
El problema no es que sea antinacionalista -el PSOE siempre lo ha sido, como el PP, con la excepción de aquellas ocasiones en que los han necesitado para gobernar- ni tan siquiera que se ocupe más de Cataluña que de Andalucía, si no que a cada opinión suya Andalucía se aleja más de lo conquistado por los andaluces el 28F (fecha incomprensible sin el 4D).
La deriva del nacionalismo catalán y vasco tiene su origen en el puñetazo en la mesa que dimos los andaluces un 4 de diciembre cuando salimos a la calle a pedir autonomía en pie de igualdad con ellos antes incluso de que se aprobara la Constitución en la que nacionalistas de uno y otro territorio, unidos al PSOE y la UCD, tenían pactado privilegiarles a ellos.
Aquel día los andaluces doblegamos al Estado y logramos que se nos permitiera una vía legal que nos equiparara en derechos y deberes, y así llegó el 28F, con una ley tan injusta e inmoral que nunca jamás se ha hecho en ningún país del mundo, incluidas las dictaduras. Por eso, por ser una ley injusta e inmoral hubo de ser cambiada... pero esa es otra historia de la que ahora no toca hablar (no es rehuir el tema ya que en este mismo blog lo hemos tratado).
El caso es que en el momento en que Andalucía es reconocida estatutariamente como "nacionalidad" como el caso catalán, es obvio que los catalanes necesitaban ir un paso más allá... y cuando otros territorios se cuelgan también el mismo apelativo, pues con más razón necesitan diferenciarse.
Los catalanes estaban dispuestos a aceptar a Andalucía en el club, pero que entrara Valencia (que desde su punto de vista no puede ser histórica ya que es parte de Cataluña) o que Madrid tuviera autonomía en el mismo nivel que ellos... o que La Rioja fuera una autonomía.... pues no, por ahí no pasaban.
Ni pasaban ni pasan. Es por eso que da miedo escuchar a Susana Díaz hablar de diálogo con los catalanes. La presidenta de Andalucía debería ser consciente de que los nacionalistas catalanes (que son muy mayoritarios aunque no todos sean independentistas, y muchos menos los que quieren la independencia aquí y ahora) necesitan ser más que los demás.
Entre un estado federal y un estado de las autonomías, sinceramente, no hay diferencia más allá de que podamos llamar "estado" a cada "autonomía", ya que las competencias pueden ser las mismas, o pueden ser más, o pueden ser menos, y para eso basta echar un vistazo a los estados federales que hay en todo el mundo.
Los catalanes aceptaron ser denominados "nacionalidad" en vez de "nación", pero cuando Andalucía hizo lo mismo, ellos necesitaron dar el paso siguiente. Y así funcionan las cosas querida presidenta, por eso, seguir abonando la tesis de que hay que "hablar" con Cataluña es absurdo, porque ellos siempre querrán estar por encima, y si eso no se les consiente, el problema seguirá siéndolo.
A diferencia del nacionalismo andaluz, que es integrador, el nacionalismo de los pueblos del norte (y me refiero a Europa en su conjunto) es excluyente, y sólo se entiende a si mismo colocándose sobre los demás, evidenciando que su identidad nacional es fruto de que ellos son mejores y los demás son peores, de que ellos son el pueblo elegido y los demás son parias... charnegos, maketos ¿hay alguna palabra similar en andaluz para referirse a vascos, catalanes, castellanos...?
El 4D primero, y el 28F después, nos colocó a los andaluces en igualdad con otros pueblos de España, y lamentablemente hemos perdido más de tres décadas de nuestra historia, porque todas nuestras aspiraciones se han visto frustradas... seguimos siendo los últimos en lo bueno y los primeros en lo malo. Siempre hemos tenidos gobiernos que son reivindicativos cuando en el Estado manda el PP, y que son vergonzosamente sumisos cuando lo hace el PSOE... es más, no recuerdo un presidente andaluz socialista que le hable a los suyos como hace Monago (PP) a los de su propio partido cuando defiende Extremadura.
Ahora, otra vez, está en riesgo la posición de Andalucía en el conjunto del Estado, y vemos que hay quienes no tienen escrúpulos en sacrificarnos a mayor gloria de su propio ego.
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