Escuchar o leer el discurso del secretario general del PSOE de Almería, Diego Asensio, para defender la gestión de la Comité Ejecutivo Regional (¿cuando aprenderán los socialistas y los del PP que con la Constitución y el Estatuto en las manos, es incorrecto el término "regional" para referirse a Andalucía?) de cara al próximo congreso extraordinario que encumbrará al madrileño José Antonio Griñán como secretario general del PSOE-A en sustitución del ceutí Manuel Chaves, que ya le colocó directamente sentado (por cierto, en una silla de casi seis mil euros... que ríete tú de la de Touriño a pesar de la polémica) en la presidencia de la Junta de Andalucía sin consultar a los andaluces, como corresponde a su talante.
La autocomplacencia que destilan sus palabras sólo pueden corresponder a una persona que es totalmente ajena a la realidad andaluza, que no sabe lo que pasa en la calle, lo que sienten los andaluces. Sí, sabe lo que votan, pero no lo que sienten.
Es que la Andalucía que dibuja Asensio no es la del millón de parados... que esa sí que es una realidad jodida, como lo son las áulas prefabricadas cuya provisionalidad se demuestra como falsa, lo la situación por la que atraviesa el sector del campo que vuelve a echarse a la calle porque está al borde mismo del abismo, lo es una justicia cargada de problemas que no se quieren resolver... lo son mil cosas, que quizá un dirigente socialista no ve de un modo tan terrible como uno del PP o uno de IU o un andalucista... o un andaluz corriente, de los que viven del subsidio y la economía sumergida.
Es comprensible que Asensio, en su afán de agradar a quien manda en su partido y a quien va a mandar (eso dicen) no quiera describir un panorama tan sombrío, y es que quizá él no lo vea así, lo cual -insisto- se comprende en una político que gana el sueldo que gana y cuyo sueldo depende también de decir cosas como estas.
Lo que sucede es uno piensa en qué confianza puede tener si vota PSOE cuando en un discurso de este tipo no se es capaz de mencionar ni uno solo de los problemas de nuestra tierra. Si no se reconoce la existencia de un problema, jamás podrá resolverse. Así le va a Andalucía... le ha faltado hablar de que estamos en la "tercera modernidad" (de la primera y la segunda ni nos enteramos, pero ahora va la buena ¿no?).
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