A José Antonio Griñán le queda un año para jubilarse voluntariamente, pero no parece que esté por la labor. Más bien se diría que está dispuesto a encarar una nueva primavera personal, quizá para darle la razón a eso desgraciados que nos quieren pasar al edad de jubilación a los 67, aumentar el periodo de cotización y bajar las pensiones.
Ahora, después de haber sido un político gris toda su vida... vida íntimamente ligada desde que la democracia es democracia a un coche oficial del que nunca se ha bajado... resulta que el que manda es él. Y jóder que si manda!
No tiene el perfil de un político ganador de elecciones -tampoco lo tenían ni Chaves ni Aznar- y algo de eso debieron ver quienes decidieron que en vez convocar a los andaluces a elegir presidente tras marcharse a Madrid "Manolo", optaron por la fórmula de la sucesión y la designación de "Pepe".
Ahí tenemos nuevamente el ejemplo de la visión que tiene el PSOE de la realidad: los socialistas sí son llamados a elegir (bueno, a aclamar) su secretario general, un derecho que nos han hurtado a los andaluces.
Pero más allá de eso -que no es poco- hay que advertir que Griñán no está dispuesto a dejarse manejar. Forzó un congreso extraordinario para convertirse en secretario general del PSOE-A, a pesar de que Chaves se resistía a dejar el cortijo del todo; y a raíz de sus decisiones tras el congreso sigue demostrando que el que manda es él, y que va a hacer lo que a él le parece conveniente, y que si acierta será su acierto, y si se equivoca será su error.
Ha roto claves tradicionales como el equilibrio territorial en su gobierno (insisto en que no hay ningún consejero almeriense), o la paridad sexual, y ha roto las familias históricas (los de Zarrías a Madrid y de los pizarristas sólo queda Pizarro), y además ha segado el ascenso de quienes podían perfilarse como delfines, para no dar vanas esperanzas.
Ha hecho su gobierno, y está haciendo su partido. Él sabra.
Todo esto tiene su lectura local, provincial. Y lo primero que sonroja es recordar a todos los palmeros que tenía por aquí y que ahora se han visto relegados claramente.
Más allá del temor que pueda tener Griñán a cómo afecte el caso Poniente al PSOE desde el punto de vista político, y que no quiera que le salpique de cerca, es comprensible que vea lo que ven todos los mortales que no forman parte de la cúpula socialista almeriense, y es que están fatal. El PSOE no deja de perder votos y apoyos sociales, a pesar del férreo control sobre los medios de comunicación, las organizaciones empresariales, sindicales, sociales... y es que no hacen nada por Almería... pero también es verdad que son muy pocos quienes se atreven -nos atrevemos- a decirlo en voz alta.
Pues ahí está Griñán. Parece que él sí lo ha visto. Parece que está dispuestos a darle un cambio a esto. Pues que el PP se prepare, que si "Pepe" rompe con el pasado y convence a los andaluces (especialmente los almerieneses) Arenas lo tendrás más complicado.
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