Creo que sí, que al final he encontrado una característica que define la esencia del ser español. Podríamos denominarla "porcojonismo", y enlaza con lo que ya escribí en una ocasión titulado "Españoles por cojones"... y perdonen mi reiteración en el asunto escrotal.
Ha pasado otro año con más pena que gloria la celebración de la ocupación de la ciudad de Almería por las tropas de los Reyes Católicos, pero inasequibles al desaliento algunos siguen buscando y proponiendo fórmulas que hagan a los almerienses más participativos en este acto civico-religioso.
¿No se les ha ocurrido pensar que tal vez a los almerienses es que les da igual esto? Quiero decir que no veo la necesidad imperiosa de que, más allá de interpretaciones sobre el hecho histórico en sí, si después de tantos años (no sé cuando comenzó a organizarse el acto institucional, pero me dicen que no llega al siglo... no lo sé) y de tanto interés en atraer las masas a la calle, esas masas no acuden, tal vez habría que dejar el "porcojonismo" y asumir que en Almería nos gustan más otras cosas, nos interesan más otras cosas, nos mueven otras cosas.
Y demos la vuelta al asunto y veamos la diferencia. Quienes en su momento protestaban en la calle contra estos actos dejaron de hacerlo, persuadidos probablemente de que eran pocos los que se oponían razonadamente a esta celebración. Los almerienses sencillamente pasan, ni a favor ni en contra... pasan... pues ya está...
No creo que haya que ir casa por casa para llevarnos ante el Pendón a punta de bayoneta (igual a alguno le gustaría) a los que no participamos de un actos en el que se unen el poder cívico emanado de las urnas gracias a una Constitución que consagra la separación entre Iglesia y Estado.
No creo que aquellos concejales que no son católicos o no comparten la esencia de ese acto tenga que acudir por protocolo... vamos "porcojonismo".
Pero si curioso es el empeño en llamar tradición popular a algo que objetivamente no lo es porque años y años después sigue sin estar enraizado entre los almerienses (insistiendo, igual dentro de dos siglos la Plaza Vieja se llena... sí, cuando estrenemos el Ayuntamiento... ya saben, cuando lo acabe la Junta de Andalucía), no lo es menos en sostener una historia peculiar sobre su motivación.
No, no voy meterme en detalles históricos ni tampoco interpretativos, pero basta una leve reflexión para descubrir que no es historia todo lo que reluce.
Me sorprende que quienes iban al colegio durante la dictadura franquista, quienes se educaron con aquellos libros plagados de loas al Glorioso Movimiento Nacional y a la excelsa figura del Caudillo, que quienes se educaron en el Nacional Catolicismo de una España como "Unidad de destino en lo Universal" tras reescribir la historia después de fusilar a miles de maestros... son los que hoy nos siguen queriendo dar lecciones, asegurando, afirmando y jurando por sus vidas que aquello que aprendieron en sus días de colegio... es la verdad y nada más que la verdad.
Y lo mismo hay que decir de quienes estudiamos en la Transición, con libros rehechos sobre la marcha, con profesores que se educaron en la época anterior, pero afortunadamente muchos de ellos, de esos maestros, con buena fe buscaron abrir nuestras mentes para que no nos quedáramos en aquellas páginas y buscáramos por nosotros mismos, para que reflexionáramos sobre los hechos.
Aunque sólo sea por esto, quienes defienden celebraciones como la del Pendón se lo deberían hacer mirar. A mi me cuesta trabajo asumir que quienes llevaban 800 años viviendo en Almería no eran almerienses, y quienes llevan 500 pues sí, y me cuesta trabajo asumir que se considere honorable a quien incumple un tratado de paz o unas capitulaciones, y me cuesta entender que se llame "nacimiento del Estado moderno" a lo que no fue más que perpetuación de la autocracia y el oscurantismo...
No pretendo convencer a nadie -no soy "porcojonista"- pero merece una pensada eso de considerar que esta tradición de nulo respaldo ciudadano, es un signo de identidad almeriense... Y también merece una pensada que se celebre la expulsión de los descendientes de los fundadores de la ciudad hace mil años... vamos, puro "porcojonismo".
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