Cada pueblo es un mundo electoral, y cada provincia también. Por eso cuando se analiza cómo quedarán las cosas tras las elecciones del próximo 20N en Almería, y la encuesta del CIS asegura que el PP doblará en escaños al PSOE, a pocos les sorprende, pero eso tiene poco que ver con la ventolera azul que recorre España.
Aquí no podemos olvidar la crisis interna de los socialistas que les afecta desde hace alrededor de una década, hasta el punto de que las tensiones en el Partido Popular, a pesar de haber sido mucho más visibles, no les ha castigado tanto. Nos referimos a que mientras en el PSOE no ha habido escisiones, y gobernaba en Andalucía, y en la mayoría de los municipios de Almería, los populares tuvieron que ver como les nacía GIAL y como luego les salía el PAL, y pese a todo, su avance en votos era incontenible.
Afinando más, la victoria del PP en la capital nada tiene que ver con la de El Ejido, y la de este municipio para nada es comparable a las razones por las que ha logrado otras alcaldías o mantenido la de Adra.
Del mismo modo, ahora que el PP está en la cima electoral en Almería, hay que contar con el efecto Zapatero -es decir, descalabro del PSOE- y el efecto Rubalcaba -es decir, efecto cero-; y por mucho que pudiera darse el efecto José Luis Sánchez Teruel -es decir, esto tiene arreglo- todo apunta a que efectivamente el PP logrará cuatro escaños en el Congreso y el PSOE dos, ganando uno el PP y perdiendo otro el PSOE.
Gabriel Amat ha ido cosechando éxitos electorales uno tras otro, y es que la reiteración de sus victorias como alcalde de Roquetas de Mar fueron sólo el preludio de lo logrado desde que está como presidente del PP almeriense, haciéndose con la Diputación, recuperando alcaldías de gran importancia y manteniendo las que ya tenían.
Al PP de Almería ya mira a Andalucía, y es que el PP andaluz le está debiendo mucho al almeriense, y eso tendrá su compensación si Javier Arenas es coronado presidente del Gobierno de la Junta.
En ese sentido no hay que olvidar que los alcaldes no podrán ser parlamentarios andaluces, y eso deja fuera de juego nada menos que a tres de los que ahora tiene el PP, y eso podría suponer un descenso en el voto de las elecciones autonómicas, que son el objetivo principal para los populares, por encima incluso de las generales que se dan por descontadas.
La relación entre Amat y Arenas va mucho más allá de la política, y existe un compromiso personal entre ellos que define perfectamente en qué clave trabajan los populares almerienses.
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