El Comité Provincial del PSOE de Almería dedicó buena parte de su tiempo a analizar los resultados electorales de Galicia y País Vasco, como si eso fuera relevante para los andaluces, o más concretamente para los almerienses. Estoy convencido de que los socialistas gallegos y vascos no ocuparon más de diez minutos -lo que se tarda en felicitar al compañero- en hacer lo propio con los andaluces.
El único motivo por el que ocurre eso es porque los socialistas de Almería, fiel reflejo de lo que se persigue desde la alta dirección del PSOE-A, es que Pepegriñán alcance un protagonismo aún mayor en el PSOE federal.
Los socialistas son víctimas de la misma ceguera que tuvo el PP-A. Los de Javier Arenas se veían en la cresta de la ola, habían venido ganando elección tras elección en Andalucía, y para colmo de alegrías, Mariano Rajoy logra una abultadísima mayoría absoluta. No cabía duda, la victoria estaba próxima.
Lo que no miró el PP andaluz es que Rajoy logró menos votos que los que tuvo en su momento José Luis Rodríguez Zapatero, que el voto moderado del PSOE se quedó en casa y el radical se fue a su izquieda, y que eso le permitió a ellos esa mayoría absoluta.
El PSOE ahora está igual. Miran que gobiernan en Andalucía, y tras perder las generales, las gallegas y las vascas, y casi con toda seguridad darse otro baño de realidad en Cataluña, Llamadmepepe resurge como el referente del partido.
Lo cierto es que desde que Pepegriñán está al frente del PSOE-A y de la Junta de Andalucía, los socialistas han perdido votos comicio tras comicio, y que él mismo gobierna únicamente por el apoyo de IU, ya que fue el PP quien ganó en votos y escaños.
Pero no sólo eso. Llamadmepepe no puede ser de ninguna de las maneras el revulsivo que necesita el PSOE, es un perdedor nato, y es de la misma quinta que el propio Alfredo Pérez Rubalcaba, por lo que pensar que él puede ser la renovación suena a chiste, pero a chiste malo.
El problema es que el PSOE ha sido una empresa de colocación, y no de colocación de los mejores, si no de colocación de los más sumisos. Así, a día de hoy no hay quien de un paso al frente después de que personas de valía como Patxi López se haya quedado fuera de juego por su derrota, y que tras lo que va a pasar en Cataluña tampoco Carme Chacón podrá asomar mucho la cabeza.
Junto a eso otro problema más es que nadie quiere hacerse cargo de un partido para gestionar la derrota, y que tampoco hay muchas ganas de nuevos experimentos tipo ZP.
¿El futuro? Ufff
Quizá es el momento de la refundación, como la que hizo la AP de Manuel Fraga cuando pasó al PP de José María Aznar, o como cuando Felipe González le dio el primer lavado de cara al PSOE. La diferencia es que ahora esas personalidades potentes, de ideas claras, esos liderazgos naturales, parecen estar desaparecidos.
Quizá sea el momento de dejar que proliferen las críticas, que se hable sin miedo pero también sin rencor, para que de esa tormenta de ideas salga algo que peor no va a ser.
En el último Comité Provincial de Almería se hicieron apelaciones a lavar los trapos sucios en casa, y bueno, no está mal, pero hay que lavarlos, que no vale decir eso para sencillamente ir acumulándolos en el cubo correspondiente. Dentro, en casa, pero a lavarlos cuanto antes.
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