La ciudad de Almería es luz, una luz que no se encuentra en ningún otro lugar y que es lo primero que sorprende al viajero, aunque llegue incluso desde otro lugar costero.
Pero la luz sólo se entiende con las sombras, por eso cuando se produce el debate sobre el Estado de la Ciudad, en el aparecen luces y sombras, nada es tan esplendoroso, pero desde luego tampoco nada es tan tenebroso.
Tenía razón el alcalde, Luis Rogelio Rodríguez, cuando enfrentaba la Almería que cogió hace una década y la que hay ahora. Obviamente no hay color, y de hecho la oposición no tuvo más remedio que reconocerlo. Sí, es cierto, el PP ha contado durante esos primeros años con el dinero generado por la venta de parcelas de El Toyo, pero tener dinero no significa invertir, se puede sencillamente gastar.
El caso es que la oposición de PSOE e IU han relatado deficiencias de la ciudad, y tampoco les falta razón, pero han sido incapaces de detallar un posible despilfarro del dinero municipal. Por tanto, cabría acabar admitiendo que después todo este tiempo, después del dinero del Toyo, de los dos planes de Zapatero (que por cierto, no se mencionaron) y de los recursos propios... aun así Almería necesita más, por tanto sí que debía estar mal cuando la cogió el actual alcalde. Lo que ahí le sobró fue los descalificativos hacia sus antecesores, puesto que criticado el cuadro, criticado el pintor.
El alcalde no se cortó a la hora de acusar a los sucesivos gobierno socialistas de la Junta de Andalucía de bloquear el progreso de Almería, y para ello relató ejemplos en la mente de todos, que fue algo que se quedó sin respuesta por parte de la oposición.
Otra acusación directa al alcalde fue que ocupara también cargo de senador, criticado por PSOE y por IU, y de lo que se curó en salud siendo el primero en sacar el tema en su discurso inicial para justificarlo. Somos muchos los que sostenemos que una ciudad no puede tener un alcalde a tiempo parcial, pero claro, como tantas otras cosas, eso podemos decirlo los ciudadanos, pero es difícil sostenerlo desde la oposición cuando -como les recordó el senador- en sus filas pasa lo mismo, incluso con ciudades más grandes.
Pero si el discurso del alcalde estuvo acertado con la excepción mencionada, el del portavoz del PP, Pablo Venzal, no lo estuvo tanto. Y es que con razón le recriminó el portavoz de IU Rafael Esteban, que en su defensa de la gestión municipal se había dedicado a hablar casi en exclusiva del urbanismo, que es el área que dirige, como si el resto del equipo de gobierno apenas hiciera nada. Venzal tuvo que rectificar y en su réplica apuntó algunas de las acciones de sus compañeros en estos años.
Para lo que sí sirvió el relato de Venzal fue para demostrar que sí se está trabajando en toda la ciudad, que en todos sitios se ha hecho, está haciendo o se va a hacer algo, que eso además está costando menos de lo que hubiera costado de otra manera gracias a la gestión del urbanismo que está haciendo y que, Esteban denostó diciendo que "jugaba al monopoly".
Lo cierto es que al margen de algunas puyas comprensibles, el debate transcurrió dentro de unos cauces adecuados de respeto en la discrepancia, y por eso sobre el final. Sobró que el portavoz socialista, Joaquín Jiménez, pidiera cuentas al alcalde sobre si ha ejercido ya o no acciones legales contra quienes publicaron que la constructora Hispano Almería le hizo gratis hace 13 años el cerramiento de su ático. Sobraba porque ya había dado respuesta a la acusación publicada y había anunciado acciones legales si no había rectificación en los días posteriores, y traer a colación este asunto en el debate sobre el Estado de la Ciudad suponía echar un cubo de pintura a la cara del alcalde cuando, en el peor de los casos hablaríamos de algo ocurrido hace más de una década, y cuando el propio Jiménez se encargó de resaltar que eran otras las empresas que se han llevado la mayor parte de las adjudicaciones de obra municipal.
Preguntar sobre este asunto está bien, pero hacerlo en este pleno cuando no se habían producido otro tipo de alusiones como sacar los ERE fraudulentos, el caso Bárcenas y demás... pues no fue precisamente un acierto. Eso sí, estamos deseosos de saber algo sobre esas acciones judiciales que esperemos, no queden en lo mismo que las iniciadas contra el socialista Juan Antonio Segura Vizcaíno hace cuatro años ya.
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