Interferencias

Veo la foto del secretario general provincial del PSOE Diego Asensio, que también es senador, con los diputados Juan Callejón y Carmelo López, y nos cuentan que se trata de una reunión destinada a planificar la comunicación de los Presupuestos Generales del Estado a los almerienses. La verdad es que está bien la idea, más que nada por lo necesario que en cualquier caso resulta que nos expliquen lo incomprensible.
Es error común en los políticos asumir ciertas ideas que son erroneas de todas todas, y que sólo conducen a que, como estamos viendo a lo largo de los años de democracia, las cosas vayan de mal en peor en cuando a su propia imagen.
Una de ellas es que nunca reconocen sus errores, y cuando los ciudadanos les dan la espalda lo atribuyen siempre a "problemas de comunicación", a que no han sabido "transmitir". Eso es lo que le pasó a Aznar con la guerra de Irak, que no supo explicar bien qué hacíamos allí, ni qué sentido tenía aquello, ni qué resolución de la ONU lo justifiacaba... lo mismo que le pasa a ZP con lo de Afganistán, que no "transmite" bien... pero ni uno ni otro son capaces de asumir que quizá, sólo quizá, el fondo de la cuestión es que los ciudadanos somos contrarios a esas decisiones.
Pasa con la subida de impuestos. Dice José Blanco que el PSOE tiene que echarse a la calle a explicar lo solidario que es este atraco, y si las explicaciones no calan, es porque han "transmitido" mal, jamás admitirán que los ciudadanos entendemos perfectamente sus criterios, pero no los compartimos y los rechazmos.
¿Se acuerdan de lo de la OTAN, de aquel NO rotundo de González que pasó a ser un SÍ bochornoso? Pues igual, el problema por el que los ciudadanos no perdonamos aquel engaño es porque no comprendimos bien el mensaje socialista... ¿no será que lo entendimos perfectamente?
Pero lo dicho hasta aquí sobre el PSOE vale exctamente igual para el PP, y por ejemplo el caso Güertel. Más allá del montaje que es desde el punto de vista mediático, Rajoy y los suyos creen que si esto les pasa factura es porque los ciudadanos no comprendemos sus silencios, que no transmiten bien su firmeza, que no explican bien sus decisiones, cuando quizá, sólo quizá, el problema es que no hay ni explicaciones, ni firmeza, ni decisiones.
Miren al juez Garzón, que de héroe pasó a villano vil. Seguro que piensa que no está logrando transmitir bien el sentido de sus decisiones, cuando en realidad el problema es que le retratan como un ser egocéntrico y arribista.
Y si nos venimos a la provincia, tenemos un claro ejemplo de todo lo dicho en los 60.000 euros que la Diputación se ha gastado en un trabajo sobre su imagen corporativa. Decía el vicepresidente Luis Pérez, que tienen la sensación de que hacen mucho, pero el ciudadano tiene una percepción escasa de ese trabajo, y querían saber en qué fallan.
La decisión no está mal, pero parte de una premisa quizá -sólo quizá- errónea. La Diputación tiene mucha presencia informativa en los medios de comunicación, además en todos los órdenes. Los medios cubren -cubrimos- con amplitud la innumerables ayudas y subvenciones que entregan a los pueblos para centenares de obras, contamos las muchas exposiciones que realizan, los libros que presentan, las actividades que promueven en toda la provincia... incluso hay sus pequeñas cuidas políticas que le dan otra vidilla a la institución. Incluso aquellos que entendemos que las Diputaciones deberían ser eliminadas, y que la Junta de Andalucía asumira de alguna forma esas competencias en coordinación y refuerzo de las comarcas, sabemos que en la de Almería se trabaja.
No parece que el problema por tanto sea que "transmiten" mal. La Diputación hace cosas y las transmite bien, incluso a pesar de las difiucultades conlleva un gobierno de coalición.
Quizá podría haber sido mucho más fácil -y barato- que en vez de un estudio sobre este asunto, directamente su hubiera encargado un cambio de imagen corporativa, ya que probablemente quieren eliminar el color azul -de la época de Luis Rogelio Rodríguez- y ponerle algo más rojo, así como cambiar el escudo institucional por otro de diseño.
Y en esto sí que han transmitido mal. Pérez señala que no es el momento de hacer esos cambios por el coste que suponen -plausible decisión- pero entonces no se entiende el objetivo del estudio... ¿de donde sacan que los almerienses tienen una impresión negativa de la institución, o de que no "transmiten" bien lo que hacen?
Los políticos deberían asumir que sus planteamientos a veces no son los que quiere el votante, o los que el votante considera oportunos para solucionar un problema, y que no es que nos lo tienen que explicar mejor, es que no nos gusta y punto.

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