Un par de días antes de que se efectuara la firma para la constitución de la empresa que se encargará de tramitar el soterramiento de las vías del tren a su llegada a la capital (léase bien, que esto es lo que hay), el secretario provincial del PSOE, Diego Asensio, reunió la prensa para informarnos de infraestructuras, pero para nuestra sorpresa (o no) no realizó ninguna aportación novedosa.
Asensio se limitó a recordar la situación administrativa en la que se encuentran las múltiples promesas que los socialistas han ido realizando a lo largo de los últimos veinte años a los almerienses, sin darnos ninguna sorpresa.
Es decir, lo de las infraestructuras fue una excusa para acabar soltándonos que al alcalde, Luis Rogelio Rodríguez, se le veía poco ilusionado con lo que se iba a firmar el viernes. Objetivamente ese era el motivo de la rueda de prensa.
A partir de ahí, todas las miradas se centraron en el alcalde, en su ilusión o en su cicatería, saliendo los populares en su defensa y los socialistas al ataque.
Desde el PP -Carmen Crespo, por ejemplo, o Paco Amizián- aseguraban que hacía bien el alcalde en firmar aunque no fuera el mejor proyecto posible porque al fin y al cabo era un paso más, y ya habría tiempo más adelante de modificarlo.
Los socialistas -Pérez Navas o Nono Amate- insistían en la falta de ilusión y en las trabas que el PP había puesto al proyecto.
Los populares interpretan que si decía no a la firma, le estaban "haciendo la campaña" al PSOE, que les acusaría de bloquear el progreso de la ciudad y no querer avanzar en el soterramiento.
Los socialistas, viéndose en la situación de que pese a no ser el proyecto reclamado por la ciudad -ellos también estaban a favor de uno integral, y no hay que olvidar que hasta presentaron un proyecto... ¿es que nos mintieron con aquella maqueta? ¿sabían era inviable y aún así la "vendieron" en las elecciones?- el alcalde estaba dispuesto a firmar, sólo tenían la opción de arremeter contra su falta de ilusión.
Apuntar tan directamente contra el alcalde, en vez de dedicar tiempo y esfuerzos a darle cariño al proyecto, al Gobierno andaluz y al central, sólo puede significar una cosa, y es que hay que ir dándole caña a quien dentro de un año volverá estar en el cartel electoral del PP.
Para que luego digan que el soterramiento hay que sacarlo del debate político.
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