278 euros cuesta un mes en una guardería pública de la Junta de Andalucía. Sí, 278 euros al mes. Y el comedor sale a precio de un Happy Meal del Mc Donald, y la hora de ludoteca, a más de lo que cuestan en cualquiera de las que hay en la ciudad.
Pero lo más curioso es que este año el Gobierno andaluz ha subido el precio de estos servicios respecto al curso anterior. Muy social no parece la medida ¿no?
Por si fuera poco, a la hora de obtener puntos para tener derecho a estos centros infantiles, no es sinónimo de apoyo institucional, ya que supone cero puntos. La cosa tiene su lógica, con más de un millón de parados, iban a ser demasiadas las familias a las que atender... así, que se tira por la calle de en medio y como el parado tiene un subsidio, pues que se quede con los críos y no busque trabajo, y si lo encuentra -que ya es raro, pero pasa- pues que no lo acepte, que está de niñero.
Lo mejor de todo es que en Almería, la Junta de Andalucía tiene menos de la mitad de las antes llamadas guarderías, y el resto son privadas -supuestamente concertadas- o de otras administraciones.
Es decir, la Junta de Andalucía se compromete a prestar un servicio para el que no tiene medios humanos ni materiales, y además a unos precios por encima de lo que cualquier familia podría pagar.
Se produce el contrasentido de que te dan más puntos para acceder si tienes trabajo y vives cerca del centro escolar, lo cual está muy bien, pero te los quitan si estás en paro, que es cuando más vas a necesitar subvenciones para la escolarización.
Así no es de extrañar que el 64% de los niños de Almería se queden sin plaza, vulnerando claramente el derecho a la igualdad, ya que no todos los niños almerienses tienen las mismas posibilidades educativas.
Lo sorprendente es que se cree un derecho -escolarización desde las 16 semanas- pero sólo se pongan medios para que lo disfrute la cuarta parte de los afectados (la mitad no tendrá plaza, y de la otra mitad, sólo la mitad irán a una de la Junta).
¿Que sobrarán plazas de las ofertadas? No cabe duda. Con más de 70.000 parados y la escasez -por tanto distancia desde la casa o centro de trabajo- de guarderías existente, es lógico.
Vamos, que a mi me ha pasado.
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