Los apaños de Zapatero

Es verdad lo que el propio Zapatero dice de sí mismo, que no improvisa, que se limita a adaptarse a las nuevas circunstancias. Eso es un contrasentido en sí mismo, y por eso, precisamente define tan bien a quien tenemos como presidente del Gobierno.
Las decisiones que adopta ante los acontecimientos devenidos por la crisis económica, él se limita a ir dando respuestas puntuales, es decir, a ir apagando fuegos mientras rebrotan otros, o dicho de otro modo, a intentar achicar con un cubo el agua que hunde un transatlántico.
Es por eso que negó la crisis hasta que no hubo ni un solo medio de comunicación lo negaba, y sólo lo admitió cuando lo comenzaron a reconocer dirigentes de su partido... pero a él se le notaba en la cara que no se lo creía... sencillamente no entendía los números.
Que sube el número de parados... no hay problema, hay dinero para pagarles... que se les acaba el subsidio... no hay problema, le damos unos meses más...
Y así así llegamos a la situación actual, en la que hay que meter la tijera. El problema no sólo es que lo hace tarde, cuando ya la cosa está muy mal, es que además, insiste en su desconocimiento de los números y hace lo que cualquier indocumentado en materia económica haría.
De esta forma, lo único que se le ocurre es recortar de aquello que depende directamente de su firma: bajarle el sueldo a los funcionarios, congelar las pensiones, congelar la aplicación de la Ley de Dependencia... y ahora, impedir que los ayuntamientos sigan endeudándose.
Pero está claro que Zapatero sigue sin creerse la crisis. Esto son sólo remiendos, ya que lo importante es saber cómo va a crear empleo, cómo va a reactivar la economía.
Para el presidente la solución sería meternos a todos a trabajar para el Estado.
Mientras, pues nada, a seguir gastando dinero en subvenciones absolutamente prescindibles.

1 comentario:

Almería Hoy dijo...

El origen de todo es la no existencia de proyecto de estado ni por el PSOE ni por el PP: No sabemos de qué queremos que viva el país. Hasta ahora de la construcción y de la subvenciones de la CEE. Las dos fuentes de ingresos se han acabado.
Podrán recortarnos a los mismos de siempre, sin tocar un duro a los financieros, dueños del dinero, hasta quedarnos exhaustos, pero sin ingresos...¿de dónde van a seguir pagando?
Recortan lo presupuestado en infraestructuras, que son necesarias para hacernos más competitivos al abaratar costes, por ejemplo, de transporte a nuestros productos, sin embargo todas las mañanas escucho una cuña publicitaria de la Junta cuyo fin es que sepamos cómo se llama el Presidente de los andaluces y, hoy mismo, he visto en el Marca una página entera a color felicitando a un equipo de fútbol por el ascenso de categoría (¿se podía haber hecho por teléfono?).
Y luego seguimos teniendo 50 Diputaciones, con sus respectivos órganos de gobierno, asesores, competencias solapadas con las Comunidades Autónomas, etc.
Al final, esto nos toca arreglarlo a los de siempre punto org.
¡Cómo me hubiera gustado no darte la razón, Rafa!