El alcalde de Almería, Luis Rogelio Rodríguez, se entera por la prensa (aclaremos, por las radios, las teles y los diarios digitales, que los periódicos de papel van con retraso) de que será el día siete de mayo a las cinco de la tarde la firma del convenio para constituir la empresa que lleve a cabo el soterramiento de las vías del ferrocarril a su paso por la capital.
El alcalde había estado esa misma mañana con el subdelegado del Gobierno central Andrés Heras, pero éste no lo había dicho nada sobre este asunto, pero qué casualidad que el secretario provincial del PSOE -que es el mismo partido del subdelegado, que el ministro y casi-casi el de la consejera- Diego Asensio, se entera antes y también va y lo suelta.
A día de hoy -y han pasado varios desde ese anuncio oficial/oficioso- el alcalde no ha recibido ni una llamada, ni un fax, ni un mail, ni un sms... informándole directamente.
Eso, en cualquier lugar civilizado se interpreta como una falta de respeto institucional.
La falta de respeto institucional es siempre una falta de respeto hacia los ciudadanos, que somos los representados por todos los políticos en todas las instituciones.
Como se empeñaba en destacar el PSOE lo importante es que se va a firmar al fin, y el portavoz del PP en el Ayuntamiento de Almería, Pablo Venzal, lo asumía, pero pedía que se fijen plazos o todo será papel mojado.
Y lo de los plazos es otra falta de respeto. Lo que se va a firmar en mayo debió haberlo estado como muy tarde en marzo, y nadie nos ha explicado a que se debe ese retraso más allá de que había que "ajustar todas las agendas".
Entrando en el fondo de la cuestión, esta falta de comunicación oficial del día y hora de la firma es fiel reflejo de cómo se ha planteado todo esto del soterramiento. Por mirar sólo los últimos pasos dados, resulta que nos presentan un modelo de obra que no tiene nada que ver -ni remotamente- con lo que reclamaban las asociaciones y partidos políticos... pero claro, al PSOE ahora le parece bien lo que sea. Del mismo modo plantean crear una sociedad mercantil, y como en el caso del modelo, es bajo la premisa "o lo tomas o lo dejas", es decir "o lo hacemos a mi modo o no se hace nada".
El problema es que si ni el modelo nos gusta ni el modo de pagarlo tampoco, y además no hay plazos de ejecución (si cuando los hay se incumplen, pues si no los hay...) entonces ¿qué carajo es lo que se va firmar?
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