Partamos de que todo el mundo quiere una facultad de Medicina en Almería. Partamos de que Huelva y Jaén también quiere la suya. Partamos de que el presidente de la Junta de Andalucía dijo en Almería que unas no eran incompatibles con las otras, pero cierto es que no llegó a pronunciarse sobre cual sería primero y cual después, o si irían todas en la misma tanda.
Partamos de que el rector, Pedro Molina, ha reconocido ser militante socialista. Partamos de que al presidente del Colegio de Médicos, Francisco Ortega Viñolo, se le sitúa próximo al Partido Popular (desconozco si es o no afiliado).
Partamos de que ambos han mostrado interés directo en que esta provincia cuente con una facultad de Medicina, y que por tanto lo que ambos persiguen es lo mismo, y que es bueno.
La cuestión entonces es si el rector tiene una información que no tenemos los demás, y eso le lleva a ser arriesgado en sus apuestas... con el cargo de otro. Resulta que Ortega ha hecho unas declaraciones en las que se muestra decepcionado por la falta de movimiento político en relación a la facultad, decepcionado por que no se está haciendo nada y el asunto parece olvidado por todos, pero principalmente por el Gobierno andaluz (versión libre de sus palabras).
La respuesta se la da Molina, quien le insta a dimitir si Huelva o Jaén acaban teniendo una facultad antes que Almería. Es más, apunta a que será en el curso 2009-2010 cuando estarán listos estos estudios.
Vale. Si Almería tiene facultad el próximo curso... dimite Ortega Viñolo. ¿Y si no la tiene dimite Molina? Chaves no ha prometido nada en ningún sentido, sólo ha hablado sobre el tema Gaspar Zarrías, si bien da igual, ya que teniendo en cuenta el ritmo de cumplimiento... hasta 2011 no se darán los primeros pasos. Ni es previsible que se hagan promesas de este tipo ni con esta rotundidad, puesto que la economía está como está.
Esto me recuerda al clásico juego de palabras para ganar apuestas: "si sale cara, gano yo, si sale cruz, pierdes tú".
Un detalle. Zarrías habla de "estudios de Medicina", no de facultad. A buen entendor.
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