Ese territorio ocupado ilegítimamente por Marruecos, que nunca fue marroquí, es escenario de una brutal represión que conlleva una limpieza étnica encaminada a generar una mayoría artificial que permita a este Estado lograr que, sometido a referendum el futuro de este territorio, acabe saliendo lo que la voluntad marroquí quiere.
Allá en la Hammada, en el fuego del desierto argelino, se desesperan los hermanos saharauis viendo pasar los días y las noches, sobreviviendo en jaimas, sin hospitales, con escuelas que sólo son un habitáculo mal iluminado, y viendo cómo la arena les come cada mañana un metro más de su escasa plantación defendida por pequeños muros.
Estuve con ellos hace muchos años y aún les llevo en mi corazón. Nunca entendieron la traición de Felipe González, aquel socialistas que se fotografió en los campos de refugiados saharauis prometiendo el apoyo incondicional del PSOE, y que justo se olvidó de su promesa cuando debía hacerla efectiva, cuando fue elegido presidente.
Por eso no sorprenden las palabras de Juan Callejón, el diputado almeriense, ejidense para más señas, cuando dice en el Aaiun que lo mejor para el Sahara es ser una región autónoma marroquí. ¡Lo mejor para el Sahara es lo que los saharauis quieran, Juan!
No es ésta una opinión radical, en absoluto. Es lo establecido por el Comité de Descolonización de Naciones Unidas, ese mismo que ponía en manos de la potencia colinizadora, es decir, España, el control del proceso de descolonización...
El Estado español ha hecho dejación de sus funciones con el Sahara, si bien los andaluces -y los almerienses de modo particular- están cumpliendo mediante las asociaciones de amistad con el pueblo saharaui.
España tiene contraída una gran deuda con el pueblo saharaui desde que en 1975 se firmaran los vergonzosos acuerdos tripartitos mediante los que el gobierno de régimen de Franco entregaba la colonia del Sahara Occidental a Mauritania y Marruecos. Es pues España la potencia administradora del proceso de descolonización del Sahara, y es a ella y a su gobierno a quien le toca llevar a término dicho proceso de descolonización y mediar de forma valiente y efectiva en el conflicto, ejerciendo un liderazgo activo en la búsqueda de una solución que respete los derechos reconocidos del pueblo saharaui. Es justo en este momento, en el que la situación en los territorios ocupados es más que delicada, cuando el gobierno del Estado español, más que nunca, debe mostrarse contundente, ejercer de mediador y dar un nuevo impulso al proceso de paz y a la resolución final del conflicto. (Fragmento de una carta remitida por los saharauis exiliados en Tinduf al Gobierno español)
No, no es real politik lo que se está haciendo desde el PSOE, no es posibilismo; se llama dinero, se llama vender al hermano, traicionar al amigo. Y todo a cambio de que os tomen el pelo, que sí, que no dejarán de venir inmigrantes ilegales que salen de sus puertos en patera sin que al sátrapa le importe que acaben en el fondo del mar, ni dejará de llegar cannabis de la frondosa Ketama, ni dejarán de acechar los territorios españoles fronterizos, ni dejará de urdirse el islamismo terrorista en sus calles llenas de gentes desesperadas, ni dejarán de detener periodistas, ni dejarán de torturar, ni habrá elecciones libres, ni dejarán de putearnos con el tomate ilegal que meten en Europa... que no, que esto sólo sirve para que los amigos del rey se llenen los bolsillos con monedas manchadas de sangre... ya, sí, ya sé... se lavan y son de curso legal.
La solidaridad es el cariño entre los pueblos, que dijo alguien, y eso sí se cumple en este caso. Los saharauis quieren a los andaluces y nosotros les queremos a ellos...
¿Cuanto vale traicionar a los saharauis? ¿Qué esperan traerse estos empresarios de Marruecos? ¿Merece la pena esta traición?
Más allá de esa cuestión surgen otras... ¿qué será lo próximo? ¿Perejil? ¿Ceuta? ¿Melilla? ¿Canarias?
Marruecos no tienen NINGÚN DERECHO sobre el Sahara. NINGUNO.
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