¿El problema es la integración?


Lo que pasó en La Mojonera, recordemos... que un marroquí presuntamente apuñalara a un joven de Mali al que pretendía robar la cartera, y que luego un montón de subsaharianos atacaran las viviendas y comercios de magrebíes, es, en opinión del subdelegado del Gobierno, Miguel Corpas, "un problema de integración".
La pregunta es por qué no hay integración. Y la respuesta puede ser que la convocatoria de una "mesa por la integración" es insuficiente, si tenemos en cuenta que quienes la piden alegan lo siguiente:

Los colectivos señalaron "paralelismos" entre los sucesos de El Ejido que tuvieron lugar en el año 2000 y los disturbios que el día 8 se desataron en La Mojonera tras la muerte a puñaladas del joven malí de 24 años Seke Sissoko, por lo que ensalzaron la "importante labor" del órgano integrado en su día por Gobierno central, Junta de Andalucía, ayuntamientos, ONGs, sindicatos y asociaciones agrarias, entre otros, que alcanzó acuerdos vitales para la resolución del conflicto y adquirió compromisos "que no han sido cumplidos en su mayoría".

Es decir, que resulta ser lo mismo cuando vecinos autóctonos de un municipio responden con violencia contra el colectivo inmigrante, después de tres asesinatos, que cuando lo que se produce es una riña tumultuaria entre gitanos (españoles, claro) y extranjeros tras una muerte que pudo estar originada por temas relacionados con las drogas, que cuando lo que se enfrentan son dos colectivos de inmigrantes, siendo uno el que responde tras ser asesinado uno de los suyos. O sea, que esos tres casos son lo mismo. Uf.
Que en los tres casos puede haber un fondo común podría tener sentido, y luchar por la integración es sin duda loable, pero lo que es evidente y palmario es que en los tres casos se produce una situación de inseguridad ciudadana... antes, durante y después. Pero sobre cómo acometer la inseguridad ciudadana ni una palabra... qué curioso... qué políticamente correcto.
Si el trabajo integra, la seguridad también. Si los subsaharianos -empecemos por ellos- se hubieran sentido protegidos por las autoridades -ahora diremos cuales- la respuesta al asesinato de su compañero no hubiera sido desatar la violencia, si no la denuncia en comisaría ante la espectativa de la aplicación de la Justicia. Y ese mismo argumento aplíquese a los sucesos de El Ejido.
Pero abundando en la cuestión de la integración, sorprende que sean miembros del Gobierno español -el ministro Rubalcaba también ha ido en esa línea- quienes pongan el acento precisamente ahí, y es que es sólo suya la responsabilidad. A ver, que nuestra paisana Consuelo Rumí, explique pormenorizadamente qué puede hacer un ayuntamiento con dos céntimos por inmigrante que recibe del Estado... a ver qué tipo de asistencia le puede ofrecer, a ver qué tipo de programas de integración puede llevar a cabo... pues ninguno.
La integración se produce también en otros ámbitos que dependen de otras administraciones. Hemos mencionado la seguridad, pero es que cuando un ciudadano del Poniente llega al Hospital o a un centro de salud y tardan en atenderle, y ve que antes que él hay un montón de personas, y que muchas de ellas son inmigrantes... puede que no se pare a pensar que son tan dignos de ese servicio como él, puede que no piense en que ellos también pagan sus impuestos, que ellos también tiene sus derechos por que cumplen con sus obligaciones... y la ofuscación ante lo que es un mal servicio de la administración se puede acabar convirtiendo en algo absolutamente rechazable por irracional.
Trabajo para todos, seguridad para todos, buenos servicios sociales para todos... esa es la vía para la integración.

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