Una factura informativa de la Universidad de Almería dice a un alumno que su curso cuesta 9.435,78 euros, y a otro que por examinarse de dos asignaturas sin derecho a clases presenciales, su coste para las arcas públicas es de 2.000 euros.
Pues si resulta sorprende esa diferencia de costes, entre una persona que se matricula de un curso completo y acude a diario a clase, y otra que sólo va a utilizar los servicios universitarios para dos exámenes, no lo es menos que la Junta de Andalucía gaste 100.000 euros en formar a 18 jóvenes en la profesión de pastor.
Seguramente las 480 horas del curso, de las que 210 son teóricas, van a lograr que Andalucía tenga pastores de excelencia, pero deja en bastante mal lugar entonces lo que cuesta formar a un médico o un abogado o un periodista o un químico.
Así, un master en la Universidad de Sevilla en Gestión de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, o en Arqueología, o en no llega a los 3.500 euros con todos los gastos incluidos... y eso es lo que paga el alumno en un centro público, por lo que tal vez -no he encontrado el dato- haya parte de su coste subvencionado directamente; pero claro, un "master pastoril" sale a 5.555 euros por estudiante.
¿No parece esto una tomadura de pelo?
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