José Fernández, el portavoz del PP en la Diputación, sabía que la comisión de investigación que pedían sobre el tema de los asesores no se aprobaría. Precisamente por esa razón debía haber aprovechado para explicar mejor el fondo de la cuestión.
Comenzó el discurso por el final, y eso se paga. Empezó pidiendo la dimisión del presidente de la institución, Juan Carlos Usero, por acción u omisión en este asunto de los asesores "cazados", cuando eso debía ser el resultado de todo el argumentario.
Pero lo peor fue la justificación de la comisión. Fernández se limitó a usar el mismo contenido que el que tuvo la de la ACL, para dejar en evidencia que aquí a los únicos que se quiere investigar siempre es al PP (ellos votaron en su momento a favor de aquella, relativa a un asunto bajo presidencia popular). La idea no estaba mal, pero era absolutamente insuficiente para el objetivo, por lo que da la sensación de que tampoco ellos mismos tenían muy claro cual era.
Fernández debió dejar claro en qué consistían las responsabilidades políticas que en su opinión hay que depurar... pero no las dijo.
La clave de la comisión debía ser conocer si estos asesores habían actuado así a título individual, o se trata de una trama tejida por el PSOE para que la Diputación le pague la nómina a personal que trabaja full time para el partido.
Pero esa clave no la expuso el diputado popular en ningún momento. Fue una oportunidad perdida... después de tanto embrollo.
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