Al fin abrió la boca quien fuera secretario general provincial del PSOE cuando Juan Carlos Usero fue propuesto para presidir la Diputación, cuando se firmó el pacto con el PAL para obtener el gobierno, cuando se acordó el número de asesores que tendrían los grupos políticos, cuando se decidió cuantos asesores tendría el presidente y quienes serían éstos. Martín Soler es ahora consejero de Agricultura y Pesca del Gobierno andaluz que preside Manuel Chaves, y tiene muy claro -se le podía leer en la cara cuando respondía a los periodistas- que todo el mundo sabe que le corresponde a él la responsabilidad última del escándalo de los asesores desvelado por Intereconomía.
A nadie se le escapa el férreo control que ha tenido del PSOE mientras ha ocupado la Secretaría General, y cómo su mano derecha y su mano izquierda, a la sazón Diego Asensio y Segura Vizcaíno, se han encargado de ejecutar (el verbo no es gratuito) sus decisiones.
Afirma que Soler que las cabezas cortadas en la Diputación por el presidente Usero son la respuesta "contundente" a lo ocurrido, ya saben, a la confesión de que hay quienes son contratados por esta institución y a pesar de cobrar de ella, no pasan nunca por ella ni trabajan en ella ni para ella.
Soler ha presumido tanto de poder en esta provincia, ha querido que se notara tanto que era él quien mandaba, que él lo era todo... que cuando ocurre algo como esto, hasta el más ignorante piensa en él como máximo urdidor de la trama.
En su opinión Usero ha cortado por lo sano. En su opinión ya se han depurado todas las responsabilidades. ¿Todas?
A ver cómo explica -no lo hará- cómo es posible la fulgurante carrera política de Nerea Hernández. A ver cómo explica que su sucesor, Diego Asensio, desconociera que su secretaria de Organización cobraba de la Diputación sin trabajar en ella... a ver cómo lo explica Asensio, o Segura Vizcaíno... o Usero. Hablamos de un consejero... de un senador... de un parlamentario... ¡ahí es nada!
Verán como encuentra esta señora trabajo muy pronto en la Junta de Andalucía o en alguna empresa pública. Y a ver quién hace de cortafuegos de Soler cuando se le acerquen las llamas... ¡qué poco dura lo bueno!
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