Los tiempos cambian que es una barbaridad, que diría Diego Cervantes

Diego Cervantes, el único concejal de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Almería, fue el invitado de "Espacio público" de Interalmería TV y pudo hablar de lo divino y lo humano, lo que es de agradecer si además venía de dar dos horas de clase en la Universidad. Resulta siempre interesante escucharle sus reflexiones, y más en una situación económica como la actual.

Como no se trata de destripar el programa, apuntaremos sólo dos cuestiones que merecen comentarios. La primera es que ha vuelto a confirmar que dejará su puesto en el Ayuntamiento antes de que acabe el actual mandato, y que será Rafael Esteban quien le sustituya, motivo por el que argumenta que no ha sido elegido coordinador local de esta formación. Obviamente eso apunta -por si quedaba alguna duda- a que será Esteban quien ocupe el cartel electoral de IU en las próximas municipales.

Pero al margen de estas cuestiones "menores", Cervantes se apasionó analizando las circunstancias actuales. Desde su punto de vista, el tiempo le está dando la razón a la izquierda en el sentido de que no se puede dejar todo al libre mercado, y que la intervención del Estado es necesaria. Comentaba que la izquierda lo ha estado pasando mal electoralmente -en general, pero también concretó en Almería- porque el sistema "capitalista" había convertido a emigrantes de antaño en pequeños empresarios con inmigrantes en nómina... pasaron de pensar en izquierda a votar derecha.
Probablemente en algunos de esos extremos el concejal tiene razón, pero ciertamente eso demostraría lo cíclica que es la historia de la Humanidad. Y es que no hemos olvidado la caída del muro de Berlín, el hundimiento de la Unión Soviética... y cómo han quedado al descubierto todas las vergüenzas de lo que hasta ese momento era "izquierda", "socialismo", "comunismo"...



En aquellos momentos sólo quedó el "capitalismo", el liberalismo parecía ser la única opción, ya fuera en lo económico -principalmente- como en lo social. Pues bueno, los hechos están demostrando que no, que el capitalismo no era la panacea (un apunte: en Estados Unidos nunca han creído en él... sólo hay que fijarse en el salvaje proteccionismo que imprimen a la producción propia).

Cervantes da la impresión de confiar en que en ese movimiento pendular, a la izquierda, en la que él está, le habrá tocado el turno de afianzarse. A ver si les da tiempo de aquí a las elecciones.

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