Alguien de quien prefiriría no acordarme, le calificó en una presentación previa a la conferencia que iba a impartir, como "juez estrella", y si nos atenemos a la referencia más inmediata que se nos viene a la mente cuando utilizamos esa expresión -el magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón- pues sí, es capaz de acumular tantos errores como él sin despeinarse.
La sentencia del Tribunal Constitucional lo deja muy claro. El juez Jesús Rivera no hizo bien cuando impidió que los propietarios de una vivienda sobre la que se dilucidaba si era legal o no, se personaran en el procedimiento. Ahora dice el Constitucional, todo el proceso es nulo, y la sentencia... nula, y el derribo... nulo, claro.
Pero a ver, a quién se le ocurre, por desconocedor que sea del Derecho, que los Prior no podían ser parte interesada en la causa... ¡que era su casa! Si es que hasta le dicen los magistrado que eso es norma habitual, que lo excepcional es hacer lo que él ha hecho quién sabe porqué.
No, al juez no le va a pasar nada, a pesar de que la casa ya fue derribada por una decisión suya nula de pleno derecho. Una decisión además, dudosamente justificable si tenemos en cuenta que cuando es echada abajo ya estaba el recurso de los Prior en el Constitucional, y de resultar como lo ha hecho... sería nulo el proceso.
Son curiosas estas prisas del juez en algu nos casos y no en otros, como curiosas son las moralinas de sus sentencias. Hagamos un breve recorrido por sus decisiones más... peregrinas y lo veremos.
Fue este el juez que en su momento declaró construir el Gran Plaza era ilegal, pero que se negó a paralizar la obra de modo cautelar. Paradójicamente, cuando el proceso judicial terminó, y la sentencia definitiva fue dictada por otra instancia, él resultó ser el encargado de ejecutarla, pero... entonces concluyó que era "inejecutable" porque ya estaba terminado el edificio, funcionando y eran cientos los puestos de trabajo en juego.
La pregunta era obvia ¿y porqué no paralizó de modo cautelar por si acababa ocurriendo lo que finalmente pasó?
Un caso más. Se comienza a construir en los acantilados de Aguadulce, y la Junta de Andalucía -como en el caso anterior- inicia un proceso legal contra eso, y cae en el juez Rivera. Si bien nadie escarmienta en cabeza ajena, él tampoco escarmenta en la propia, y cuando le piden la paralización cautelar de la obra mientras se alcanza la sentencia definitiva para evitar que ocurra como en el Gran Plaza, pues no, él permite que todo siga adelante.
Nueva pregunta obvia ¿y si finalmente una sentencia dice que es ilegal la urbanización en los acantilados, cómo se devuelve a su estado anterior la zona?
Sí, en lo del hotel del Algarobico también está su sello. En esta ocasión declara nula la licencia de obra del edificio, si bien ordenó su paralización cautelar cuando ya estaba en pie el 94% del mismo.
Y ahora pues tenemos el caso de Vera, dónde el juez no pudo esperar... era muy urgente tirar una casa que no molestaba a nadie -aunque fuera ilegal, que ese es otro tema- sin esperar a la resolución del recurso ante el Constitucional por no darle parte a los dueños de la misma.
Luego, en sus sentencias acusa a la Junta de Andalucía de "sestear", de "abulia", mientras él, bueno, seguro que no tendrá que pagar el "desaguisado" (otra palabra muy de su gusto, por cierto) hecho a los Prior. Alguien -algún compañero- argumentará que errores cometemos todos, que ha sido sin dolo... y seguro que tiene razón, pero quizá un periodista "sin dolo" y por "error" publica algo no verídico, o infamante aunque sea cierto... y le cuesta los ahorros de su vida: a él no le cuesta nada.
Volveremos a verle en los toros, o dando pregones... que está muy bien, pero no olvidemos el motivo de la dimisión de Bermejo, el anterior ministro de Justicia. A él le costó el puesto, pero a Garzón no. Cosas veredes.
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