He escuchado atentamente -y leído- el discurso del presidente in pectore, y es difícil no sentirse abrumado al repasarlo.
Cada una de sus líneas es un reproche a una gestión de la que él ha sido corresponsable en los últimos treinta años... si promete mejoras en sanidad hay que recordarle que fue viceconsejero y consejero y hasta ministro del ramo... si menciona mejoras en empleo o en economía o en fiscalidad... él ha sido viceconsejero, consejero y ministro del tema... y así todo.
Pero lo peor es cuando llega a afirmar que hay que "desterrar" la "soberbia" y el "ventajismo" de la Junta de Andalucía, lo que equivale a reconocer que era algo real, no algo inventado por unos cuantos críticos del Régimen; y cuando dice que va a "gobernar para todos" debemos suponer que eso no se hacía hasta ahora ya que no añade "como se venía haciendo"... lo que le salvaría la cara a Chaves.
Se podría responder a lo anterior con que pasa lo mismo con Rajoy o con Arenas, que llevan media vida en el coche oficial y han tenido responsabilidades de Gobierno, por lo que cualquier propuesta suya quedaría automáticamente invalidada. Y sería cierto, de no ser por que las etapas del PP en el Gobierno del Estado supusieron una clarísima mejorar económica para todas las capas sociales, y en concreto las áreas controladas por el presidente del PP andaluz.
Al contrario ocurre con Griñán, cuyo paso por Trabajo en Madrid y Andalucía ha sido absolutamente desastroso sin paliativos.
Cierto que a Rajoy se le pueden echar en cara cosas... el Prestige... la guerra de Irak... el Yak 42 (?)... pero de todo, su responsabiliad directa sólo es la primera, que además se trata de un accidente del que los tribunales han dicho que se actuó correctamente (¡pero que poco ha salido esta noticia en la prensa!). Es más, podemos recordar la sumisión a Estados Unidos, pero resulta ser la misma que la de nuestra actual administración... la misma.
De cualquier modo, aquí se trata de la investidura de Griñán, no de la de Arenas o Rajoy.
El discurso ha estado lleno de buenas intenciones y sólo eso, pero sin concretar nada. Es comprensible, ya que hubiera sido acusado de "continuista" si se limita a seguir la gestión, y poco tiempo ha tenido de ofrecer algo propio.
El caso es que ni él mismo sabe si será candidato a presidir la Junta en 2012, y eso puede dar o quitar ganas de hacer más o menos. Y luego está la lucha interna. Zarrías controlando desde Madrid, Pizarro moviendo sus hilos, Zapatero poniéndole ojitos a María del Mar Moreno, Martín sonriente esperando su turno... y Griñán ¿gobernando?
Un dato que sí augura que quizá el nuevo presidente nos depare sorpresas positivas para Andalucía y los andaluces: los parlamentarios socialistas sólo le aplaudieron una vez. Ellos le conocen bien, y quizá teman que tome las riendas en serio y se acaben las tonterías.
Pero ahora, Griñán debía echarle dos... razones... y anunciar que convoca elecciones anticipadas ya (una) o que convoque cuando convoque esta vez no será con las generales (dos). Eso sí sería anteponer Andalucía... pero no lo verán estos ojos. Lástima.
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