Acabamos de tener un nuevo ejemplo del doble rasero que algunos aplican a la gestión del dinero público, y cómo en unos casos hay que ser previsor hasta más allá de lo marca la ley, y como en otras da todo exactamente igual, y puede vulnerarse sin complejos.
Recordarán que el gobierno municipal de Almería estaba en negociaciones con el arquitecto Norman Foster para que diseñara un palacio de exposiciones y congresos en la capital, y cómo los socialistas se afanaron en impedirlo… y no vamos a comentar los infundios que soltaron contra el propio alcalde, Luis Rogelio Rodríguez… El caso es que al final el PSOE consiguió que antes de firmar el contrato, el convenio con el artista se sometiera al juicio no vinculante del Consejo Consultivo de Andalucía. Que eso retrasaba el proyecto...? Ah... se siente. Que para este mandato ya no habrá ni soterramiento, ni Cable Inglés, ni palacio de congresos... ah... se siente.
Decían los socialistas que no se podía hacer una adjudicación de tal envergadura a dedo, que eso lo prohibía la ley de contratos del Estado. Decía el PP que la misma ley preveía que tratándose de obras de arte o de cuestiones singulares, era viable escoger a un artista concreto y contratarlo.
Al final el Consejo Consultivo de Andalucía dio la razón al PSOE, y aunque no era vinculante, el equipo de Gobierno ha decidido sacar a concurso público el diseño del Palacio de Congresos. Por cierto, que a este concurso no se presentará Foster según ha confirmado.
El PSOE es el mismo partido que gobierna el Estado, el mismo al que pertenece el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Pues bien, a ese gobierno y a ese ministro no le ha importado encargar a un artista concreto, Miquel Barceló, la decoración de una cúpula de la sede de Naciones Unidas, por un importe de casi 20 millones de euros, de los que siete y medio se pagará con dinero público, ni le ha importado desviar para su pago, 500.000 euros destinados a Ayuda al Desarrollo (vacunas, medicinas… para los más necesitados) para pagar a este artista. Traducido a pesetas: la cúpula ha costado casi 3.400 millones de pesetas… eso es lo que va para Barceló, nosotros ponemos 1.250 millones de pesetas, y a los pobres del mundo se les birla casi 90 millones de pesetas
Estamos en el mismo caso, el encargo de una obra singular a un artista singular, y con la misma ley de contratos del Estado vigente para las dos administraciones. Es decir, que en este caso no pasa nada por no hacer un concurso público, como sí se exige en el caso del palacio de congresos de Almería. Lo que vale para el Gobierno de Madrid, no vale para el Ayuntamiento de la capital de nuestra provincia.
Recordarán que el gobierno municipal de Almería estaba en negociaciones con el arquitecto Norman Foster para que diseñara un palacio de exposiciones y congresos en la capital, y cómo los socialistas se afanaron en impedirlo… y no vamos a comentar los infundios que soltaron contra el propio alcalde, Luis Rogelio Rodríguez… El caso es que al final el PSOE consiguió que antes de firmar el contrato, el convenio con el artista se sometiera al juicio no vinculante del Consejo Consultivo de Andalucía. Que eso retrasaba el proyecto...? Ah... se siente. Que para este mandato ya no habrá ni soterramiento, ni Cable Inglés, ni palacio de congresos... ah... se siente.
Decían los socialistas que no se podía hacer una adjudicación de tal envergadura a dedo, que eso lo prohibía la ley de contratos del Estado. Decía el PP que la misma ley preveía que tratándose de obras de arte o de cuestiones singulares, era viable escoger a un artista concreto y contratarlo.
Al final el Consejo Consultivo de Andalucía dio la razón al PSOE, y aunque no era vinculante, el equipo de Gobierno ha decidido sacar a concurso público el diseño del Palacio de Congresos. Por cierto, que a este concurso no se presentará Foster según ha confirmado.
El PSOE es el mismo partido que gobierna el Estado, el mismo al que pertenece el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Pues bien, a ese gobierno y a ese ministro no le ha importado encargar a un artista concreto, Miquel Barceló, la decoración de una cúpula de la sede de Naciones Unidas, por un importe de casi 20 millones de euros, de los que siete y medio se pagará con dinero público, ni le ha importado desviar para su pago, 500.000 euros destinados a Ayuda al Desarrollo (vacunas, medicinas… para los más necesitados) para pagar a este artista. Traducido a pesetas: la cúpula ha costado casi 3.400 millones de pesetas… eso es lo que va para Barceló, nosotros ponemos 1.250 millones de pesetas, y a los pobres del mundo se les birla casi 90 millones de pesetas
Estamos en el mismo caso, el encargo de una obra singular a un artista singular, y con la misma ley de contratos del Estado vigente para las dos administraciones. Es decir, que en este caso no pasa nada por no hacer un concurso público, como sí se exige en el caso del palacio de congresos de Almería. Lo que vale para el Gobierno de Madrid, no vale para el Ayuntamiento de la capital de nuestra provincia.
Quizá tengamos la suerte de que Barceló se presente al concurso de ideas para el palacio de congresos de la capital. ¿O le habrá encargado Zapatero la reforma integral de La Moncloa?
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