La agricultura almeriense está viviendo un momento crítico. Y esto sucede no tanto porque esté en situación de crisis, sino más bien porque es en una situación en la que se está jugando el ser o no ser. Quizá por eso el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, haya decidido reunirse por primera vez con este sector en la provincia de Almería.
La aprobación de la PAC en Bruselas ha contado con el rechazo de las dos principales organizaciones agrarias de Almería, que ven como Europa vuelve a colocarse de espaldas a los intereses del principal productor del continente. Pero no es sólo eso, es que además no hay una versión clara de qué está pasando con la próxima firma del acuerdo preferencial entre la Unión Europea y Marruecos, y cual es la postura del gobierno andaluz en ello. Y es que el consejero de Agricultura, Martín Soler, decía en el congreso provincial de COAG que este asunto estaba congelado, pero mientras la comisaria europea afirmaba que la firma se hará antes de fin de año. Por otro lado, Marruecos acaba de anunciar que producirá 800.000 tomates esta campaña… que con jornales de cinco euros ya puede.
Es cierto que el sector agrícola está absorbiendo una parte de los parados que ha ido dejando la construcción en su tortuosa caída, pero si por otro lado, siguen disparándose los precios de fertilizantes, abonos, gasoil y demás, si se rebaja el 10% las ayudas directas que venían percibiendo desde Europa, si se permite la entrada indiscriminada de producción a inferior precio, si después de presionarles para implantar la producción integrada y exigirles una calidad de primera, luego se acuerda rebajar esos niveles para que producciones extranjeras puedan entrar en el continente… si pasan todas estas cosas y nadie lo remedia, se podría decir que se tiran piedras contra el propio tejado.
La pregunta es qué pasara si la agricultura no puede recoger a esos parados, si la Junta de Andalucía sigue animando a los grandes empresarios del sector a invertir en Marruecos, a deslocalizar sus empresas… qué pasará con los pequeños empresarios que son tantos en Almería… que dejarán de dar trabajo y quizá ellos y sus familias acaben en el paro.
Parece una visión catastrofista, pero en realidad sólo pretende ser un aviso en una situación crítica. El sector necesita una visión clara de su futuro… o se apuesta por él y se ponen medidas para su recuperación, o se incentiva algo similar a lo que hace varias décadas fue la reconversión industrial. Lo que desde luego no puede ser es mantener en la incertidumbre a la principal vía de desarrollo económico de esta provincia. Afortunadamente, el reelegido secretario provincial de COAG, Andrés Góngora, a pesar de admitir que desde su punto de vista hay un plan preconcebido por Europa para acabar con el sector agrario andaluz, no se rinde y está dispuesto a dar la batalla.
La aprobación de la PAC en Bruselas ha contado con el rechazo de las dos principales organizaciones agrarias de Almería, que ven como Europa vuelve a colocarse de espaldas a los intereses del principal productor del continente. Pero no es sólo eso, es que además no hay una versión clara de qué está pasando con la próxima firma del acuerdo preferencial entre la Unión Europea y Marruecos, y cual es la postura del gobierno andaluz en ello. Y es que el consejero de Agricultura, Martín Soler, decía en el congreso provincial de COAG que este asunto estaba congelado, pero mientras la comisaria europea afirmaba que la firma se hará antes de fin de año. Por otro lado, Marruecos acaba de anunciar que producirá 800.000 tomates esta campaña… que con jornales de cinco euros ya puede.
Es cierto que el sector agrícola está absorbiendo una parte de los parados que ha ido dejando la construcción en su tortuosa caída, pero si por otro lado, siguen disparándose los precios de fertilizantes, abonos, gasoil y demás, si se rebaja el 10% las ayudas directas que venían percibiendo desde Europa, si se permite la entrada indiscriminada de producción a inferior precio, si después de presionarles para implantar la producción integrada y exigirles una calidad de primera, luego se acuerda rebajar esos niveles para que producciones extranjeras puedan entrar en el continente… si pasan todas estas cosas y nadie lo remedia, se podría decir que se tiran piedras contra el propio tejado.
La pregunta es qué pasara si la agricultura no puede recoger a esos parados, si la Junta de Andalucía sigue animando a los grandes empresarios del sector a invertir en Marruecos, a deslocalizar sus empresas… qué pasará con los pequeños empresarios que son tantos en Almería… que dejarán de dar trabajo y quizá ellos y sus familias acaben en el paro.
Parece una visión catastrofista, pero en realidad sólo pretende ser un aviso en una situación crítica. El sector necesita una visión clara de su futuro… o se apuesta por él y se ponen medidas para su recuperación, o se incentiva algo similar a lo que hace varias décadas fue la reconversión industrial. Lo que desde luego no puede ser es mantener en la incertidumbre a la principal vía de desarrollo económico de esta provincia. Afortunadamente, el reelegido secretario provincial de COAG, Andrés Góngora, a pesar de admitir que desde su punto de vista hay un plan preconcebido por Europa para acabar con el sector agrario andaluz, no se rinde y está dispuesto a dar la batalla.
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