José Luis Aguilar, como secretario general del PP almeriense que se despide, hizo un balance de la gestión pasada sin entrar a tirarle nada a la cara a nadie, y eso que en los últimos tiempos las cosas no han sido especialmente fáciles. Hasta el punto de que reconoció que hace meses pidió el relevo en el cargo del Partido, mientras tuvo un momento sensible al recordar que más de un día "me levanto y me voy para la plaza de Barcelona (en ella está el Preventorio, donde hoy está Alcaldía) y me doy cuenta de que no... que ya no estoy aquí... quiero que sepais que lo echo de menos". Precisamente Javier Aureliano García le sucedió en el área de Alcaldía en el Ayuntamiento, y hoy le ha sucedido en la secretaría general del PP.
Aguilar abogó por la unidad del PP, y ese fue el argumento que utilizó para justificar el éxito electoral en las últimas convocatorias. Entendió que además de la presencia de Javier Arenas como candidato en la lista por Almería, la crisis de la que salió el PAL y en la que se perdió la Diputación, fue lo que más unió a los más de 20.000 afiliados de la provincia en un afán de demostrar su fuerza después de todo lo pasado.
El secretario general saliente -para quien algunos de los sindicalistas que hablaron el primer día de Congreso tuvieron palabras cariñosas- también reclamó la RECONQUISTA DE LA DIPUTACIÓN. El las tuvo para los militantes de base, los presidentes locales, y cómo no, para el presidente provincial Gabriel Amat, con quién reconoció haber tenido diferencias, pero siempre desde el respeto, y desde la fidelidad, en la confianza de que con esos dos elementos se puede hablar de modo interno sin problemas.
Eso sí, advirtió que el PP "vende" muy mal su gestión, y señaló que hay que tener cuidado con los adversarios que malmeten.
De Aguilar no se podía esperar menos ni nada diferente de lo que dijo.
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